viernes, 30 de septiembre de 2016
jueves, 29 de septiembre de 2016
Hoy celebramos... Los Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael !!
Hoy, día 29 de septiembre, celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.
Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.
Dios ha encomendado a los arcángeles las misiones mas importantes en relación a los hombres. Son guardianes de personas a quién Dios ha confiado grandes misiones, como del Santo Padre, cardenales, obispos.
Miguel aparece en defensa de los
intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel,
enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el
misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina;
Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se
ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.
Actualmente,
se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que
tratan este tema; se venden "angelitos" de oro, plata o cuarzo; las
personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus
nombres.
Hay que tener
cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les
corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en
"amuletos" que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo
que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los
ángeles.

Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.
Por
esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos
dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos
alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel
custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.
Misión de los ángeles
Los ángeles son seres espirituales
creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres
inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.
Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.
En
algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han
visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u
oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel
y Zacarías.
En el
siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura
humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su
prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a
otro sin la menor dificultad.
En
la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean
representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por
ejemplo, el profeta Daniel escribe que un "ser que parecía varón" -se
refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8,
15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las
apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o
son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan;
otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de
la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.
La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres.
Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.
La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.
Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles:
* nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.
* luchan con todo su poder por y con nosotros.
Como
ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la
prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También,
aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara
a su hijo, Isaac.
Los ángeles nos comunican mensajes
importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En
momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión,
para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la
verdad.
Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.
Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob 12, 12 - 16).
Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).
Jerarquía de los ángeles
Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.
Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob 12, 12 - 16).
Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).
Jerarquía de los ángeles
Se suelen enumerar nueve coros u
órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que
se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta
jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus
conocimientos.
Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.
1. Jerarquía Suprema:
serafines
querubines
tronos
2. Jerarquía Media:
dominaciones
virtudes
potestades
3. Jerarquía Inferior:
principados
arcángeles
ángeles
Serafines: Son
los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los
serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)
Querubines: Son
los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de
guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida.
Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre
querubines".
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).
Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:
En la Biblia encontramos estos
diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien
interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado
de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren
a su ministerio:
1. los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
2. las virtudes son los encargados de hacer los milagros
3. las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
4. las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
5. los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.
Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los "asistentes de Dios". Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.
1. Arcángel San Miguel:
1. los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
2. las virtudes son los encargados de hacer los milagros
3. las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
4. las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
5. los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.
Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los "asistentes de Dios". Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.
1. Arcángel San Miguel:
Es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quien como Dios". Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.
2. Arcángel San Gabriel:
En hebreo significa "Dios es fuerte", "Fortaleza de Dios".
Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones
especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el
nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del
Hijo de Dios.
3. Arcángel San Rafael:
Su nombre quiere decir "medicina de Dios".
Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al
mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció
en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios.
Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios,
dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien
y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber
guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de
cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y
la esposa de Tobías.
Los ángeles custodios
Dios ha asignado a cada hombre un
ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras
está en este mundo. Afirma sobre este tema San Jerónimo: "Grande
es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento
de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".
En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de
sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio,
para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo
alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).
En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y
ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que
huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a Jesús, después de las
Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.
Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.
Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues
además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le
puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.
Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos
ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera,
ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en
cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras
obras, palabras, gestos, etc.
También podemos pedirle favores
especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las
protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.
De
todos modos, si nuestro futuro está en lo cielos, ¿por qué no
anticiparlo lo más posible? ¿Por qué no vivir en la tierra, como si ya
estuviéramos en el cielo? Si hemos de vivir para siempre en el cielo con
nuestros hermanos, ¿por qué no entrenarnos ya ahora con verdadero
amor?. ¿Por qué, durante nuestra jornada terrena, no buscamos más
espacios para conversar con Jesús y con la Virgen María? ¿Por qué no
cultivamos una amistad más íntima con nuestros santos predilectos? ¿Por
qué no tenemos más familiaridad con los ángeles?
Y esto, no para desentendernos de nuestros compromisos temporales, sino para ser más responsables.
miércoles, 21 de septiembre de 2016
Hoy es... San Mateo , Apóstol y Evangelista!!
San Mateo (Apóstol y Evangelista).Se
llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo. Su oficio era el de
recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos
impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o
recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente.
Y quizás a Mateo le atraía la idea de
hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo
ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a
buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios. Como ejercía su
oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba
milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias
veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro
formidable.
Y un día, estando él en su oficina de
cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro,
vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le
hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme". Mateo
aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan
productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a
conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en
el cielo.
San Jerónimo dice que la llamada de
Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo
sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en
cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y
El los acepta con gusto. Mateo dispuso despedirse de su vida de
empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el
invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles.
Y como allí se reunió la flor y nata
de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron
horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por
semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a
comer con publicanos y pecadores?".
Jesús respondió a estas protestas de
los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría:
"No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos.
Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba
perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba
pensando en varios de nosotros. Desde entonces Mateo va siempre al
lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le
colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las
multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret.
Jesús lo nombra como uno de sus 12
preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y
en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de
fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había
resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando
estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén,
Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía
y que allá murió martirizado.
En todo el mundo es conocido este
santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él
escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28
capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas
durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio
(palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de
Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello
pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les
dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación.
Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la
Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.
El fin del evangelio de San Mateo es
probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los
profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito
especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por
eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo. Quizás no haya en
el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya
entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el
evangelio según San Mateo.
No dejemos de leerlo y meditarlo. A
cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de
los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del
hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos
vuelos. Y el hombre: la inteligencia).
A San Marcos se le representa con un
león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el
sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan
por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha
elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan
teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio
comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y
narrando la aparición de un ángel a San José.
Oración.
Dios nuestro, que, en tu inefable
misericordia, elegiste a San Mateo, para transformarlo de recaudador de
impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su ejemplo y
apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera que
sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
domingo, 18 de septiembre de 2016
«No podéis servir a Dios y al dinero» (Evangelio Dominical)
Hoy el Evangelio nos presenta la figura del administrador
infiel: un hombre que se aprovechaba del oficio para robar a su amo. Era un
simple administrador, y actuaba como el amo. Conviene que tengamos presente:
1) Los bienes materiales son realidades buenas, porque han salido de las manos de Dios. Por tanto, los hemos de amar.
2) Pero no los podemos “adorar” como si fuesen Dios y el fin de nuestra existencia; hemos de estar desprendidos de ellos. Las riquezas son para servir a Dios y a nuestros hermanos los hombres; no han de servir para destronar a Dios de nuestro corazón y de nuestras obras: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).
3) No somos los amos de los bienes materiales, sino simples administradores; por tanto, no solamente los hemos de conservar, sino también hacerlos producir al máximo, dentro de nuestras posibilidades. La parábola de los talentos lo enseña claramente (cf. Mt 25,14-30).
4) No podemos caer en la avaricia; hemos de practicar la liberalidad, que es una virtud cristiana que hemos de vivir todos, los ricos y los pobres, cada uno según sus circunstancias. ¡Hemos de dar a los otros!
¿Y si ya tengo suficientes bienes para cubrir mis gastos? Sí; también te has de esforzar por multiplicarlos y poder dar más (parroquia, diócesis, Cáritas, apostolado). Recuerda las palabras de san Ambrosio: «No es una parte de tus bienes lo que tú das al pobre; lo que le das ya le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo, y no solamente para los ricos».
¿Eres un egoísta que sólo piensa en acumular bienes materiales para ti, como el administrador del Evangelio, mintiendo, robando, practicando la cicatería y la dureza de corazón, que te impiden conmoverte ante las necesidades de los otros? ¿No piensas frecuentemente en las palabras de san Pablo: «Dios ama al que da con alegría» (2Cor 9,7)? ¡Sé generoso!
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de
que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que
me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."
El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que
mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da
vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la
administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a
uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi
amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo:
"Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego
dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas
de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el
amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos
de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando
os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo
también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco
en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero,
¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno,
¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o
bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará
caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor
Palabra del Señor
COMENTARIO.
Las Lecturas del día de hoy nos llevan a reflexionar sobre
el recto uso del dinero y de los bienes materiales. El Evangelio tiene
frases muy importantes y bastante conocidas: “No se puede servir a Dios y
al dinero” ... “Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la
luz”, que en otra traducción es así: “Los que pertenecen al
mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz”.
La Primera Lectura del Profeta Amós (Am. 6, 4-7) puede
servir para describir la situación de corrupción en que se encuentra el
mundo. El Profeta acusa y reprocha fuertemente a los que cometen fraude,
a los vendedores sin escrúpulos que se enriquecen a expensas de los pobres y
que suben los precios aprovechando la necesidad ajena. Y amenaza el
Profeta a los que así se comportan con el castigo de Dios, diciendo que el
Señor no olvidará jamás ninguna de estas acciones. Es decir: las
malas acciones, los actos que van contra la Ley de Dios -y que además hacen
daño al prójimo- tienen el castigo de Dios ... o pueden tener el perdón de
Dios, si el pecador se arrepiente y no peca más.
El Evangelio relata la parábola del administrador
infiel. En este caso pudo haber estafa o fraude, no en daño a los pobres,
sino a un rico propietario, que tiene que despedir a su administrador porque le
había malgastado los bienes que debía administrar.
De hecho, resulta que el administrador, al verse sin
ingresos, utiliza otra maniobra fraudulenta más, con el fin de asegurarse unos
amigos que lo ayuden después. La maniobra consistía en reducir
arbitrariamente las deudas de los clientes de su amo. O tal vez el
administrador infiel redujo a la deuda la porción que le tocaba como
administrador.
La parábola y las palabras de Jesús pueden sonar un poco
confusas si no las revisamos bien. Fíjense que el Señor no aprueba
expresamente la conducta del administrador, a quien califica de “infiel”.
Simplemente destaca su “sagacidad”. Y la frase esa muy conocida de Jesús -”Los
hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”- suena más
bien a una queja del Señor.
Y la queja consiste en esto: Jesús observa que los que
viven de acuerdo al mundo, los que viven en oscuridad; es decir, los que viven
lejos de Dios son, en los negocios terrenos -que es lo único que les importa-
más sagaces, más astutos y diligentes, que lo que son los hijos de la luz, para
el negocio que más interesa a éstos: la Vida Eterna, su salvación.
Es decir: los que seguimos a Dios y queremos estar
cerca de El, no somos tan sagaces para cuidar lo que el Señor llama en este
Evangelio “los verdaderos bienes”.
Y ¿cuáles son los “verdaderos bienes”. Son los bienes
espirituales, aquéllos que son los únicos necesarios para llegar a nuestra
meta, que es el Cielo.
Realmente los que queremos seguir a Dios y cumplir con sus
mandatos, a veces somos flojos, poco inteligentes, y nada astutos, para
asegurarnos los bienes que nunca se acaban, los bienes espirituales, el
porvenir eterno.
En realidad este reproche del Señor nos llama a la
vigilancia y al esfuerzo en lo espiritual ... Porque llegará el momento a todos
y cada uno de nosotros ... -es el momento al que ninguno puede escapar, a unos
nos llega más tarde, y a otros más temprano. Es el momento en que el
Señor -igual que al administrador de la parábola- nos pedirá cuentas a cada uno
del único negocio realmente importante.
Seamos sagaces, seamos astutos, en el único negocio que
realmente vale la pena: el negocio de nuestra salvación, el negocio de
asegurarnos la ganancia eterna del Cielo.
Y ¿qué significa ser astuto en la vida espiritual?
Significa que debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para
asegurarnos el porvenir eterno. Tenemos a disposición los Sacramentos,
especialmente la Confesión y la Sagrada Eucaristía.
Y la mejor muestra de sagacidad espiritual consiste en
buscar y en hacer sólo la Voluntad de Dios en nuestra vida. Y esto se
hace, no solamente huyendo del pecado y confesándolo cuando sea necesario, sino
buscando siempre la Voluntad de Dios para nuestra vida ... no nuestra propia
Voluntad: los Planes de Dios para nuestra vida ... no nuestros propios
planes.
El Evangelio trae al final la frase de Jesús: “No se
puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro... o se apegará a
uno y despreciará al otro”. Se está refiriendo el Señor
específicamente al dinero, pues termina así la frase: “En resumen, no
puedes servir a Dios y al dinero”.
El dinero ha de ser utilizado de tal forma que no sea
obstáculo para llegar a la Vida Eterna. Porque el dinero puede ser un
obstáculo para la salvación. Pero el dinero bien usado -usado sagazmente- puede
servirnos para la salvación, puede ser una inversión en el único negocio
importante. Esa inversión la hacemos cuando no estamos apegados al dinero
y con generosidad lo compartimos, dedicando parte del mismo a las necesidades
de los demás, a la limosna, a contribuciones a obras de caridad
organizadas, a las necesidades de la Iglesia, etc.
No significa esto que el Cielo puede comprarse, o que actuando
así tenemos asegurada la Vida Eterna. Tampoco significa que el actuar así
nos exime de otras obligaciones morales y espirituales. Simplemente
significa que actuando así impedimos que el dinero nos desvíe del camino al
Cielo.
Muchas veces en el Evangelio el Señor advierte sobre los
peligros de las riquezas, porque los hombres tendemos a apegarnos al dinero y a
lo que el dinero nos puede conseguir, tendemos a hacernos “esclavos” del
dinero ... Y el Señor nos advierte: o te apegas de Dios o te apegas
del dinero, pero no puedes estar apegado a los dos. O tenemos confianza en
Dios, o tenemos confianza en el dinero.
Y no estamos hablando aquí ya de ganancias ilícitas y
pecaminosas como las que describe el Profeta Amós ... que también las hay ... y
¡muchas! Estamos suponiendo honestidad en el manejo de los bienes que
poseemos. Estamos hablando -entonces- del recto uso de las riquezas
obtenidas lícitamente.
Realmente, si no somos desprendidos con el dinero y con los
bienes materiales que con el dinero conseguimos, éstos se nos convertirán en
una tentación que puede llegar a ser inmanejable. Podríamos dejar de ser
dueños y administradores del dinero para convertirnos en esclavos de
éste. Y el dinero se puede convertir en un tirano que nos quita la
libertad para dedicarnos al negocio verdaderamente importante: nuestra
salvación, nuestro servicio a la Voluntad de Dios.
En la Segunda Lectura (1 Tim. 2, 1-8) San Pablo
nos habla de la voluntad salvífica de Dios para todos: “Dios quiere que
todos se salven”. Dios nos ha creado a todos para el
Cielo. No quiere que ninguno se condene. Quiere tenernos a todos
con El.
Para ello ha dispuesto todos los medios necesarios, los
cuales debemos aprovechar para hacer bien el único negocio verdaderamente
importante: nuestra salvación eterna. Depende de nosotros,
entonces, el aprovechar o desaprovechar todas las gracias que Dios dispone para
nuestra la salvación eterna.
Y Dios, aunque tiene su morada en el Cielo, se baja para
vernos, para ayudarnos. Es lo que hemos orado en el Salmo (Sal.
112). A pesar de su grandeza y su gloria Dios está con nosotros.
Y, cuando llegó el momento, Jesús se dignó a bajarse de su
condición de Dios para hacerse Hombre, para regalarnos la salvación, pagando
nuestro rescate.
Nos dice San Pablo en su Carta a Timoteo: “No hay
sino un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,
Hombre El también, que se entregó como rescate por todos”.
Recordemos, entonces, los importantes consejos que nos traen
las Lecturas de hoy: Recto uso de los bienes materiales ... Sagacidad en
la vida espiritual para ser fieles a Dios ... El verdadero negocio es la Vida
Eterna: nuestra salvación.
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