jueves, 26 de julio de 2018

Hoy la Iglesia Católica celebra a San Joaquín y Santa Ana, patronos de los abuelos






Cada 26 de julio se celebra en la Iglesia Católica la fiesta de los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana.
Ambos santos, llamados patronos de los abuelos, fueron personas de profunda fe y confianza en Dios; y los encargados de educar en el camino de la fe a su hija María, alimentando en ella el amor hacia el Creador y preparándola para su misión.

Benedicto XVI,un día como hoy en 2009, resaltó -a través de las figuras de San Joaquín y Santa Ana-, la importancia del rol educativo de los abuelos, que en la familia“son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida”.

En el 2013, cuando el Papa Francisco se encontraba en Río de Janeiro (Brasil) por la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, y coincidiendo su estadía con esta fecha, destacó que “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.


Se burlaban de Joaquín




El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) "se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones". Un ángel se le apareció y le dijo: "Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo". A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios. Esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana ( I Reyes, I ).


Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación.





ORACIÓN





Bienaventurados sois, oh Santos Joaquín y Ana, por habernos dado aquella niña benditísima, que alcanzó la más alta dignidad que puede tener criatura, pues vino a ser Madre del mismo Dios hecho hombre, y a tener en sus entrañas al que tiene colgado de tres dedos el universo; y vosotros después de ella sois gloriosísimos, pues sois padre de la Madre de Dios porque engendrasteis por gracia y por don sobrenatural a la que nos dio a Jesucristo fuente de gracia y Salvador del mundo. ¡Oh cuan ricamente adornó con todas las virtudes vuestras almas el Señor, para haceros tan señalada merced! Pues por estas mismas gracias que recibisteis, y por aquella soberana Princesa que disteis al mundo, os suplicamos que nos seáis abogados piadosos para con vuestra hija y con su Hijo Jesucristo, y nos alcancéis al amparo de la Madre y la bendición del Hijo, y perseverancia en la virtud y buena muerte, para gozar con ellos y de vos en los siglos de los siglos. Amén.













Fuentes: ACI Prensa

miércoles, 25 de julio de 2018

Hoy es... San Santiago Apostol, Patrón de España !!


Hoy hace cuatro años que en tan glorioso día de nuestro Patrón Santiago, y a la vez, tras un duro viaje de peregrinación por esos senderos , valles y montes, dos feligreses de nuestra parroquia llegamos hasta la Plaza del Obradoiro, y una vez dentro del Templo que 800 años le contemplaba, tras asistir a la misa de los peregrino, respirar el incienso del Botafumeiro y participar en la Santa Eucaristía, tuvimos el privilegio de abrazar la imagen del Santo patrón y rogarle por todos los feligreses de esta parroquia y como no...por nosotros y familiares.



Muchas heridas en los pies ya olvidadas y una inmensa alegría es la que nos embarga para recordar esos momentos. Desde aquí, os invitamos. No hace falta ser un superdotado para llegar con ilusión, fe y amor hasta Santiago de Compostela.



Santiago, Apóstol (s. I ) Hijo de Zebedeo, hermano de Juan y del grupo de los Doce. Natural de Betsaida. Presenció los principales milagros realizados por el Señor. Su acción apostólica inicada en Judea llegó hasta los confines de Occidente. 
  
 Vuelto a Palestina murió mártir por orden de Herodes en el año 44. Sus restos fueron trasladados a España a la ciudad que lleva su nombre, siendo su tumba uno de los puntos principales de peregrinación de toda la cristiandad.   Epístola del Apóstol Santiago  (análisis)  La carta de Santiago es la primera entre las siete Epístolas Católicas, llamadas así porque no tienen generalmente destinatario especial y se dirigen universalmente a toda la cristiandad.  



San Jerónimo las caracteriza como sigue: «... Son tan ricas en misterios como sucintas, tan breves como largas: breves en palabras y largas en sentencias. De modo que habrá pocos que al leerlas no tropiecen con algunos lugares obscuros....»    El autor, que se da a si mismo el nombre de  «Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo», es el  apóstol Santiago el Menor, hijo de Alfeo y de Cleofás (Mat. 10, 3) y de María (Mat. 27, 56), hermana es decir, pariente, de la Santísima Virgen.   Por su parentesco con Jesucristo, Santiago a veces es llamado hermano del Señor (Gál. 1, 19);  cfr. Mat. 13, 55 y Mar. 6, 3 ).

 (Aparición de Nuestra Señora del Pilar al apóstol Santiago)

Tiene también el honor de ser contado entre las columnas, o Apóstoles que gozaban de mayor prestigio en la Iglesia (Gál. 2, 9 ). Por la santidad de su vida ejercía grandísima influencia, especialmente sobre los judíos, pues entre ellos ejerció el ministerio como Obispo de Jerusalén. Murió martir el año 44.   Escribió la carta no mucho antes de padecer el martirio, y con el motivo de fortalecer a los cristianos, convertidos del judaísmo, que a causa de la persecución estaban en peligro de perder la fe y entregarse a una vida desenfrenada.    
Dirígese, por tanto, a  « las doces tribus que  viven dispersas «, esto es, a todos los hebreo-cristianos dentro y fuera de Palestina ( cfr. Rom. 10, 18 ). 

El estilo es conciso, sentencioso y rico en imágenes, desarrolladas en un ambiente de espiritualidad. Por ser un documento apóstolico del amor a los pobres y explotados, esta carta se llama con toda razón el Evangelio social.

Oremos  



Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su sangre por la predicación del Evangelio, fortalece a tu Iglesia con el testimonio de su martirio y confórtala con su valiosa protección. También te pedimos por nuestra España, nuestra família y enfermos protegelos y que tengan una pronta recuperación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.  Amén.

domingo, 22 de julio de 2018

«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Evangelio Dominical)





Hoy, el Evangelio nos invita a descubrir la importancia de descansar en el Señor. Los Apóstoles regresaban de la misión que Jesús les había dado. Habían expulsado demonios, curado enfermos y predicado el Evangelio. Estaban cansados y Jesús les dice «venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6,31).

Una de las tentaciones a las que puede sucumbir cualquier cristiano es la de querer hacer muchas cosas descuidando el trato con el Señor. El Catecismo recuerda que, a la hora de hacer oración, uno de los peligros más grandes es pensar que hay otras cosas más urgentes y, de esa forma, se acaba descuidando el trato con Dios. Por eso, Jesús, a sus Apóstoles, que han trabajado mucho, que están agotados y eufóricos porque todo les ha ido bien, les dice que tienen que descansar. Y, señala el Evangelio «se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario» (Mc 6,32). Para poder rezar bien se necesitan, al menos dos cosas: la primera es estar con Jesús, porque es la persona con la que vamos a hablar. Asegurarnos de que estamos con Él.




Por eso todo rato de oración empieza, generalmente, y es lo más difícil, con un acto de presencia de Dios. Tomar conciencia de que estamos con Él. Y la segunda es la necesaria soledad. Si queremos hablar con alguien, tener una conversación íntima y profunda, escogemos la soledad.

San Pedro Julián Eymard recomendaba descansar en Jesús después de comulgar. Y advertía del peligro de llenar la acción de gracias con muchas palabras dichas de memoria. Decía, que después de recibir el Cuerpo de Cristo, lo mejor era estar un rato en silencio, para reponer fuerzas y dejando que Jesús nos hable en el silencio de nuestro corazón. A veces, mejor que explicarle a Él nuestros proyectos es conveniente que Jesús nos instruya y anime.




Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34




 En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
–Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra de Dios.



COMENTARIO.





 Indudablemente que una de las imágenes favoritas de Jesús es la del Buen Pastor, de la cual el Evangelio de este domingo nos da un indicio.  Esta imagen está quizá mejor expresada en el Salmo de hoy (Sal. 22), ese Salmo favorito de todos los cristianos, el Salmo del Buen Pastor. 

Esta semana se nos habla de los Pastores.  Y también de pastores, porque pastor es todo el que tiene a su cargo un rebaño, por más pequeño que sea.  Pastor es el Obispo de una Diócesis, pero también lo son el padre y la madre de familia.  O el maestro en una escuela.  O el jefe de una oficina.  O el gobernante de una nación.

Y a través del Profeta Jeremías (Jer. 23, 1-6)  Dios se muestra muy severo con respecto de los malos pastores,  “Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado.  Yo me encargaré de castigar las malas acciones de ustedes”.  Bien fuerte, ¿no?




Pero Dios no se queda en la censura a los pastores que han descuidado al rebaño, sino que promete El mismo ocuparse de sus ovejas:  “Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas ... para que crezcan y se multipliquen ... Ya no temerán, ni se espantarán y ninguna se perderá”.  Sabemos que Dios envió a su propio Hijo para ser ese Dios-Pastor que reuniría a todas las ovejas y las atendería personalmente, defendiéndolas de los peligros y alimentándolas con su Palabra y con su Cuerpo.

“El Señor es mi Pastor, nada me falta”,  cantamos en el Salmo del Buen Pastor.  Y, efectivamente, con Cristo nada nos falta.  Y, aunque pasemos momentos peligrosos y oscuros, nada tememos, porque El va con nosotros y va guiándonos y apaciguándonos con su cayado.

Jesús es el Buen Pastor.  Y ¿cómo cuida de sus ovejas?  El Evangelio está lleno de muchas imágenes del Buen Pastor:  las atiende, las busca si se pierden, las cura si se enferman, las monta en sus hombros para regresarla al redil, se alegra cuando encuentra a la perdida, etc. etc.  (cfr. Mt. 18, 12-14; Lc. 15, 4-7; Jn. 10, 2-16)

Jesús es el Buen Pastor. Y primero cuida del pequeño rebaño escogido por El y más cercano a El.  Estos son los Apóstoles, a quienes hace pastores del gran rebaño, de su Iglesia.  Por eso, para cuidar a sus Apóstoles cuando éstos regresaron de la primera misión que les encomendó, los invita con El “a un lugar solitario, para que descansen un poco” (Mc. 6, 30-34).




Ahora bien, recordemos que todos somos apóstoles, pues Cristo nos ha encargado de llevar la Palabra de Dios a todos los que deseen recibirla.  
Eso es evangelizar.  Y también la Iglesia nos está llamando a evangelizar.

Debemos, entonces, preguntarnos qué nos indica esta atención del Señor para con sus Apóstoles.  ¿Qué significará esa atención para nosotros los evangelizadores de hoy?  Lugares solitarios y de descanso son todos aquellos momentos en que el Señor nos llama a orar, es decir, a estarnos con El a solas para descansar en El y para dejarnos instruir por El.

En efecto, no puede haber verdadero apostolado sin esos momentos de intimidad con Jesús, en los que renovamos no sólo nuestras fuerzas físicas, sino principalmente las espirituales.  No puede haber verdadero apostolado y efectiva evangelización sin esos momentos de silencio en los que profundizamos la Palabra de Dios, para irla internalizando y haciéndola vida en nosotros, de manera de poder comunicarla a los que deseen escuchar.

Jesús es el Buen Pastor.  Como tal, además de cuidar y entrenar a los pastores de sus ovejas, también se ocupa directamente de sus ovejas.  Nos dice el Evangelio que, a pesar de que en este pasaje Jesús trató de irse en una barca a un lugar solitario con sus Apóstoles, la gente los siguió por tierra corriendo y llegaron primero que ellos al sitio.  Y Jesús viendo “una numerosa multitud que lo estaba esperando, se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles largamente”.




Dejémonos enseñar por el Señor, buscando esos momentos de soledad en los que El nos explica su Palabra, para poder entonces comunicarla a los demás.

Jesús es el Buen Pastor.  Y El no sólo cuida de las ovejas cercanas, las que pertenecían al pueblo escogido por Dios desde antiguo, sino que también buscó a las lejanas, a las que no pertenecían al pueblo de Israel, e hizo de todas ovejas suyas, y formó un solo rebaño.

Jesús es el Buen Pastor.  Y, además de unir a sus ovejas en un solo rebaño, también da la vida por ellas.  Y, según nos dice San Pablo (Ef. 2, 13-18)   precisamente formó un solo rebaño muriendo por todas sus ovejas.  “El hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo;  El destruyó en su propio cuerpo la barrera que los separaba ... y los hizo un solo cuerpo con Dios, por medio de la cruz”. 

El Salmo de hoy es uno de los Salmos favoritos de los cristianos.  Es el Salmo del Pastor, el Salmo 22, el cual abunda en más detalles sobre el Buen Pastor  y nosotros, sus ovejas.

Hemos dicho que la oveja confía plenamente en su pastor.  Por eso, aunque pasemos “por cañadas oscuras”  (aunque pasemos por dificultades) “nada tememos, porque nuestro Pastor va con nosotros; su vara y su cayado nos dan seguridad.  El nos hace reposar en verdes praderas y nos conduce hacia fuentes tranquilas para reponernos nuestras fuerzas”.




Por todo esto, hemos repetido en el Salmo y podemos repetirlo a lo largo del día como una oración muy útil a nuestra vida espiritual la primera frase de este Salmo:  “El Señor es mi Pastor, nada me falta”

El Señor nos quiere enseñar.  El Señor nos quiere hacer descansar.  El Señor nos quiere preparar.  ¿Cómo quiere hacerlo?  En la oración.  En la oración de recogimiento.  En la oración en soledad.  Aprovechemos al Señor en esos momentos, para luego poder comunicar lo recibido a los demás.  Así podremos cuidar el rebaño, cualquier que sea el que nos hayan asignado.

Más sobre  nosotros  como   las  ovejas del Buen Pastor:

Pero cabe preguntarnos:  ¿Por qué se nos compara a los seres humanos con las ovejas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento?

Ciertamente, la oveja era un animal que abundaba en toda la zona habitada por el pueblo hebreo.  De hecho, muchos de los hebreos eran pastores.  Pero hemos de suponer que también habría otros animales domésticos con los cuales compararnos, como -por ejemplo-  el perro o  el gato, o algunos animales de carga, como el burro o el camello; también habrían aves de muchas clases ...





Entonces  cabe preguntarnos: ¿por qué se insiste tanto en compararnos con la oveja?  Se ve esto mucho en los Salmos, y en el Evangelio Jesucristo lo hace con comparaciones realmente conmovedoras.

Sin embargo, para muchos el comportamiento de la oveja puede resultarnos prácticamente desconocido.  Puede ser que hayamos podido ver algo sobre esto en alguna película o en la televisión ...

Resulta interesante, entonces, adentrarse en ciertos detalles sobre este dulce animal, para ver cuánto nos quiere decir el Señor al compararnos una y otra vez con las ovejas y al definirse El como el “Buen Pastor”.

La oveja es un animal frágil.  Se ve ¡tan gordita!, pero al esquilarla, es decir, al quitarle la lana, queda delgadita y se le nota entonces toda su fragilidad.

Es, además, un animal dependiente, no se vale por sí sola:  depende totalmente de su pastor.  Por cierto, no de cualquier pastor, sino de “su” pastor.

Es tan incapaz, que con sus débiles y poco flexibles patitas, no puede siquiera treparse al pastor y necesita que éste la suba.  No así un perro ... o un gato.





Si se queda ensartada en una cerca o en una zarza, no puede salirse por sí sola:  necesita que el pastor la rescate.

Otro detalle importante es que la oveja anda en rebaño, no puede andar sola.    De allí la comparación del Señor al sentir compasión por el pueblo que lo buscaba: “andaban como ovejas sin pastor”.

Si llegara a quedarse sola, la oveja no es capaz de defenderse:  es fácil presa del lobo o de otros animales feroces.

Su dependencia del pastor la hace ser muy obediente y muy atenta a la voz y a la dirección de “su” pastor.  No obedece la voz de cualquier pastor, sino que atiende sólo a la del suyo.

El pastor lleva a veces a pastar a sus ovejas guiándolas con una vara alta, llamada cayado, y a veces las reúne en un espacio cercado, llamado redil o aprisco.

Entonces ... ¿qué nos quiere decir el Señor al compararnos con las ovejas? ... Y ¿qué nos quiere decir al definirse El como el “Buen Pastor”?   El Señor nos dice que El es el mejor de los pastores, pues El da la vida -como de hecho la dio- por sus ovejas.  Y sus ovejas lo conocen y escuchan su voz.  Nos dice también que El conoce a cada una de sus ovejas por su nombre, y las ovejas reconocen su voz (cfr. Jn. 10, 1-10).





Nosotros somos -de acuerdo a lo que nos dice la Palabra de Dios- ovejas del Señor.  Quiere decir que somos también frágiles, aunque la mayoría de las veces nos creemos muy fuertes y muy capaces.  Somos, por lo tanto, dependientes del Señor y, tal como las ovejas, tampoco nos valemos por nosotros mismos

Sin embargo, engañados, podemos pasarnos gran parte de nuestra vida y aún, toda nuestra vida, tratando de ser independientes de Dios, tratando de valernos por nosotros mismos.  ¿Cuántas veces no nos sucede esto?
Y nos sucede también que nos enredamos en nuestra vida espiritual.  Y ¿quién puede desenredarnos?  ¿Quién puede sacarnos de la zarza o de la cerca en que estamos atrapados?  Bien lo sabemos:   necesitamos de nuestro Pastor.  Y El nos busca, nos rescata, nos cura, y nos coloca sobre su hombro, igual que a la oveja perdida, para llevarnos al redil.

De sus 100 ovejas deja a las 99 ovejas seguras en el aprisco y sale a buscar a la perdida.  ¿Cuántas veces no ha hecho esto el Señor con nosotros -con cada uno de nosotros- cada vez que nos escapamos del redil o que nos desviamos del camino. (Lc. 15, 4).

No podemos, tampoco, andar solos, “como ovejas descarriadas”, tal como lo dice San Pedro (1 Pe. 2, 25), pues corremos el riesgo de ser devorados por los lobos que están siempre al acecho. Tenemos, entonces, que reconocernos dependientes -totalmente dependientes de Dios- como son las ovejas de su pastor.  Así, como ellas, podemos ser totalmente obedientes a la Voz y a la Voluntad de nuestro Pastor, Jesucristo, el Buen Pastor.

Por otro lado, no debemos obedecer la voz de los ladrones de ovejas. De éstos también nos habla el Señor en el Evangelio.  Son los que no entran por la puerta del redil, sino que saltan por un lado de la cerca y tratan de engañarnos, simulando ser pastores para llevarse a las ovejas.




Esos falsos pastores son todos los falsos maestros que confunden, pues nos hablan tratando de imitar a nuestro Pastor, con enseñanzas falsas, que parecen verdaderas, para sacarnos del redil, para sacarnos de la Iglesia, para hacernos perder la Fe que nos enseña nuestro Pastor.  Son todos los predicadores de errores y herejías modernas, contenidas en ese amasijo de falsedades que es el New Age o Nueva Era.

Bien nos advierte Jesucristo:  “El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir ... Mis ovejas reconocen mi voz ... A un extraño mis ovejas no lo seguirán, porque no conocen la voz de los extraños”.

¡Cuidado con las voces extrañas!  ¡Cuidado con confundirlas con la Voz del Buen Pastor!  Se parecen... pero no son.















Fuentes:
Sagradas Escrituras
Evangeli.org
Homilias.org



lunes, 16 de julio de 2018

Que Viva La Virgen del Carmen, Estrella de los Mares !!


                                   

Hoy es 16 de Julio, festividad de Nuestra Señora del Carmen. La Iglesia celebra a María bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Se trata de una de las advocaciones marianas más populares que existen, merced a la labor divulgadora de los carmelitas, que extendieron su devoción por todo el mundo. Es comúnmente invocada como patrona de las gentes de la mar. 

La también llamada "Estrella de los mares", en nuestra parroquia de San García Abad, será motivo de gran celebración esta tarde durante el Culto que se hace en su honor, la imagen de Nuestra Señora, está entronizada cerca del altar y con el nombre de "Nuestra Señora del Carmen , Estrella de los Mares". Al finalizar la ceremonia de la Santa Misa, en ocasiones, se imponen los escapularios bendecidos de Nuestra Señora.




 "También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por ello, pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia".

(SanJuan Pablo II)


La Devoción a la Virgen del Carmen.

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.

A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial. 

Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.


Patrona de los marineros.




En la Edad Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín "stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:

"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.

El nombre de "Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del Apostolado del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos.

Pero ... ¿de donde viene el patronazgo de la Virgen del Carmen hacia los marineros?. En el siglo XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y fallecido en 1797, impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. En muchas localidades españolas se celebran grandes procesiones marítimas que son un auténtico éxito. En el obispado de Girona cabe remarcar las de: l'Escala, Roses, Llançà, Arenys de Mar y Palamós.
Aunque la Virgen sea la patrona de los marineros, muchos de ellos comparten aún el patrocino con San Telmo. También los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como patrona sin olvidar a San Pedro. Se la puede invocar para que nos proteja ante posibles naufragios y tempestades en alta mar. 

En Catalunya, antiguamente, las chicas rogaban con una pequeña oración a Nuestra Señora del Carmen para que les encontrara esposo rápidamente, daba igual su estatus económico, rico o pobre: "Mare de Déu del Carme, doneu-me un bon marit, sia pobre, sia ric, mentre vingui de seguit". También le tenían como patrona los ya desaparecidos serenos (policía nocturna) de Barcelona. 


El gran santuario dedicado a Nuestra Señora del Carmen se encuentra lógicamente en el Monte Carmelo, en Haifa (Israel), pero ... no en el valle del Wadi-es-Siah, sino en el valle conocido como "El-Muhraqa". Allí hay el monasterio de los carmelitas, una hospedería y un gran mirador.


Testimonio de San Simon Stock sobre la Virgen del Carmen.

Como ya sabrán, la fiesta de Nuestra Señora del Carmen es el 16 de julio, ya que según la tradición, fue el 16 de julio de 1251 la fecha del regalo del escapulario por parte de la Virgen a San Simón Stock. .A continuación mostramos el testimonio de este santo antes de morir;



"En el ocaso de mi vida, y al final de mis días como General de la Orden del Carmen, invoco una vez más a la Virgen María y le ruego me conceda la fuerza necesaria para dejar testimonio de algunos hechos que dieron sentido a mi paso por este mundo.

Hace algún tiempo, yo, Simón Stock, tuve el privilegio de unirme a aquellos religiosos llegados del bíblico Monte Carmelo, que se consideran discípulos del profeta Elías y, al mismo tiempo, hermanos de la Madre de Dios. Pertenecer a una Orden cuyos vínculos con María se remontan al Antiguo Testamento es mi mayor orgullo: Ya Elías vio prefigurada a María –antes de su nacimiento– en una nubecilla que ascendía del mar y que se interpretó como una prefiguración de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Este hecho explica el vigor con el que los carmelitas siempre la hemos defendido, llevando el color que simboliza su pureza en el blanco de nuestras capas.
En una peregrinación al Monte Carmelo conocí otras tradiciones que unían nuestra historia a la de la Virgen. Durante su infancia, María visitaba con frecuencia esta Sagrada Montaña, ya que Nazaret está a pocas leguas de distancia. También se cuenta que volvió más tarde con José y con Jesús. Esa estrecha relación entre la Virgen y el Carmelo explica algunos acontecimientos que tuvieron lugar tiempo después.

Con la llegada de la Orden a Occidente, en los primeros años de esta centuria del 1.200, llegaron también los tiempos difíciles. Nuestra rápida expansión por Europa fue contemplada por algunos como una amenaza, y esto desencadenó una dura persecución contra nosotros. Fueron tiempos duros, que me hicieron comprender la importancia de la fe, el único refugio que buscábamos los Carmelitas y que hallamos bajo el manto de Nuestra Señora.

A Ella elevaba cada día mis plegarias en espera de obtener su protección. La respuesta llegó en el año de gracia de 1251. En esas fechas tuve el honor de recibir el favor de la Madre de Dios. Ella quiso escoger a este humilde siervo para mostrar su protección a la Orden Carmelita, haciéndome entrega del Escapulario.
Ella me dijo: «Recibe este signo de mi amor y protección para ti y para todos los carmelitas: Quien muriere con él no padecerá las penas del infierno». Aquellas palabras convertían en un sacramental, en un don del cielo, lo que hasta entonces había sido una tosca indumentaria, propia de los plebeyos y, por ello, sinónimo de servidumbre. A partir de entonces sería símbolo de protección y promesa de salvación eterna.

Sé que se acerca el día en que veré esa promesa cumplida y el rostro de quien me eligió para dejar este testimonio. Hasta entonces seguiré invocándola del modo que ella me inspiró, rezando, con la misma devoción con la que invito a mis hermanos a hacerlo, el Flos Carmeli.”.
 (Fray Simón Stock.)

Salvados del Mar


En el verano de 1845 el barco inglés, "Rey del Océano" se hallaba en medio de un feroz huracán. Las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. 

Entre la tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.

Durante lo acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.


EL ESCAPULARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN


Quienes reciben la imposición de este Escapulario y lo visten habitualmente, necesitan saber las razones que la iglesia ha tenido para autorizarlo y recomendarlo, bendiciendo e indulgenciando a sus devotos.

De este modo lograrán que les sirva de medio en su perfeccionamiento en la fe de Cristo y alcanzarán con más facilidad la saludable ayuda de la Virgen Santísima, Madre espiritual y medianera de todas las gracias, a la que pretenden honrar. Ella, a los que vivan esta común consagración carmelitana, significada en el Escapulario, los conducirá a una más plena participación de los frutos del Misterio Pascual.

El Escapulario es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María. Nos lo dio La Santísima Virgen. Se lo entregó al General de la Orden del Carmen; San Simón Stock, según la tradición, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».

Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen».

Privilegio sabatino



También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.


Resumen de las promesas



1. Morir en gracia de Dios.

2. Salir del Purgatorio lo antes posible.

Interpretación

Alcanzar estas promesas supone siempre el esfuerzo personal colaborando con la gracia de Dios. Nos lo enseña con toda claridad el Concilio Vaticano II: «La verdadera devoción... procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes».

Ayuda en la vida

Tanto en los peligros espirituales como en los corporales. Hay muchos hechos que lo atestiguan.

Vinculaciones

El que recibe el Escapulario es admitido en la familia de la Madre de Dios y de la Orden Carmelitana.
Por ello participa de los privilegios, gracias e indulgencias que los Sumos Pontífices han concedido a la Orden del Carmen.
Se beneficia, además, de los méritos, de las penitencias y de las oraciones que se hacen en todo el Carmelo.

Objetivo

Ir más fácilmente a Jesús, según la enseñanza del Concilio Vaticano II: «Los oficios y los privilegios de la Santísima Virgen,siempre tienen por fin a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad».
Por eso afirmó Pío XII que «nadie ignora, ciertamente, de cuánta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres, el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción, que contribuyen en modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina y a excitar las voluntades a la práctica de la vida cristiana. Entre éstas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los carmelitas».

Es una devoción y una forma de culto

Prueban lo primero, incluyéndolo entre las prácticas y ejercicios de piedad marianas, recomendados por el Concilio Vaticano II, las palabras de Pablo VI: «Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del ESCAPULARIO DEL CARMEN». Y añade tomando las afirmaciones de Pío XII: «Esta última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual».

También destaca entre las más antiguas formas de culto, especial y necesario a María Santísima, que cooperan a que «al ser honrada la Madre, sea mejor conocido, amado, glorificado el Hijo, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandarniento» (L.G. 66). La celebración de la Virgen del Carmen, 16 de julio, está entre las fiestas «que hoy, por la difusión alcanzada, pueden considerarse verdaderamente eclesiales» (Marialis Cultus 8).
«Este culto se convierte en camino a Cristo, fuente y centro de la comunión eclesiástica» (M. C. 32).

Espiritualidad

Quien entra en comunión con la familia consagrada al amor, a la veneración y al culto a María, queda señalado con un peculiar carácter mariano de espíritu de oración y contemplación, de los diversos modos de apostolado y de la vida misma de abnegación. Asume también un compromiso de imitar a María.
Este don de la Virgen es signo de las muchas gracias que puede ella conceder, como consecuencia de su privilegiada e íntima participación en la historia de la salvación.
Entraña, pues, la experiencia de unas vivencias marianas y espirituales. Ya que «ante todo, la Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a la imitación de los fieles... porque en sus condiciones concretas de vida Ella se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios» (M. C. 35).

Compromiso

Vida mariana. Es decir: Vivir en obsequio de Jesucristo y de su Madre. Nuestra vida ha de estar informada por la luz y el amor de María, unido estrechamente al de Cristo. El fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen.

Representa la participación en el carisma de la Orden del Carmen, siendo señal como de un contrato entre la Virgen y nosotros, por el cual Ella nos protege y nosotros le estamos consagrados.

La Medalla escapulario

Está autorizado su uso con tal de que por un lado lleve la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y por el otro una de la Santísima Virgen: La imposición debe realizarse con Escapulario de tela. A pesar de ello, el mismo San Pío X, al conceder esta dispensa, recomendó el uso del Escapulario de tela. Este es más simbólico, por ser una expresión abreviada del hábito del Carmen,

Indulgencias


Se puede ganar indulgencia plenaria:

1.- El día que se inscribe en la Cofradía.
2.- En la Solemnidad de la Sma. Virgen del Carmen, el 16 de julio.
3.- En la festividad de San Simón Stock, el 16 de mayo.
4.- En la festividad de San Elías, Profeta, el 20 de julio.
5.- En la festividad de Santa Teresa de Jesús, el 15 de octubre.
6.- En la festividad de San Juan de la Cruz, el 14 de diciembre.
7.- En la festividad de Sta. Teresita del Niño Jesús, el 1 de octubre.
8.- En la festividad de Todos los Santos de la Orden, el 14 de noviembre.

Los signos en la vida humana

Vivimos en un mundo hecho de realidades materiales llenas de simbolismo: la luz, el fuego, el agua...

Existen también, en la vida de cada día experiencias de relación entre los seres humanos, que expresan y simbolizan cosas más profundas, como el compartir la comida (signo de amistad), participar en una manifestación masiva (signo de solidaridad), celebrar juntos un aniversario nacional (símbolo de identidad).

Tenemos necesidad de signos o símbolos que nos ayuden a comprender y vivir hechos de hoy o de ayer, y nos den conciencia de que somos como personas y como grupos.

Los signos en la vida Cristiana

Jesús es el gran don y signo del amor del Padre. Él estableció la Iglesia como signo e instrumento de su amor. En la vida cristiana hay también signos. Jesús los utilizó: el pan, el vino, el agua, para hacernos comprender realidades superiores que no vemos ni tocamos.

En la celebración de la Eucaristía y de los Sacramentos (Bautismo, Confirmación, Reconciliación, Matrimonio, Orden Sacerdotal, Unción de los enfermos) los símbolos (agua, aceite, imposición de las manos, anillos) expresan su sentido y nos introducen en una comunicación con Dios, presente a través de ellos.

Además de los signos litúrgicos, existen en la Iglesia otros, ligados a un acontecimiento, a una tradición, a una persona. Uno de ellos es el Escapulario del Carmen.

El Escapulario. Un signo Mariano.

Uno de los signos de la tradición de la Iglesia, desde hace siete siglos, es el Escapulario de la Virgen del Carmen. Es un signo aprobado por la Iglesia y aceptado por la Orden del Carmen como manifestación externa de amor a María, de confianza filial en ella y como compromiso de imitar su vida.
La palabra "escapulario" indica un vestido superpuesto, que llevaban los monjes durante el trabajo manual. Con el tiempo se le fue dando un sentido simbólico: el de llevar la cruz de cada día, como discípulos y seguidores de Jesús.

En algunas Órdenes religiosas, como en el Carmelo, el Escapulario se convirtió también en signo de su manera de ser y de vivir.
El Escapulario pasó a simbolizar la dedicación especíal de los carmelitas a María, la Madre del Señor, y a expresar la confianza en su protección maternal; el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás. Se transformó en un signo mariano.

De las Órdenes Religiosas al pueblo de Dios

En la Edad Media, muchos cristianos quisieron asociarse a las Órdenes religiosas fundadas entonces: Franciscanos, Dominicos, Agustinos, Carmelitas. Surgió un laicado asociado a ellas, por medio de Cofradías o Hermandades. 

Todas las Ordenes religiosas quisieron dar a los laicos un signo de su afiliación y participación en su espíritu y en su apostolado. Ese signo era una parte de su hábito: la capa, el cordón, el escapulario.
Entre los carmelitas se llegó a establecer el escapulario reducido en tamaño, como la señal de pertenencia a la Orden y la expresión de su espiritualidad.

El valor y el sentido del Escapulario

El Escapulario hunde sus raíces en la tradición de la Orden, que lo ha interpretado como signo de protección materna de María. Tiene, en sí mismo, a partir de esa experiencia plurisecular, un sentido espiritual aprobado por la Iglesia.

Representa el compromiso de seguir a Jesús, como María, el modelo perfecto de todo discípulo de Cristo. Este compromiso tiene su origen en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.

La Virgen nos enseña a:

  • Vivir abiertos a Dios y a su voluntad, manifestada en los acontecimientos de la vida.
  • Escuchar la Palabra de Dios en la Biblia y en la vida, a creer en ella y a poner en práctica sus exigencias
  • Orar en todo momento, descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias
  • Vivir cercanos a las necesidades de nuestros hermanos y a solidarizarnos con ellos.
Introduce en la fraternidad del Carmelo, comunidad de religiosos y religiosas, presentes en la Iglesia desde hace más de ocho siglos, y compromete a vivir el ideal de esta familia religiosa: la amistad íntima con Dios en la oración.

Coloca delante el ejemplo de los santos y santas del Carmelo, con los que se establece una relación familiar de hermanos y hermanas.

Expresa la fe en el encuentro con Dios en la vida eterna, mediante la ayuda de la intercesión y protección de María.

Normas prácticas

El escapulario es impuesto, sólo la primera vez, por un sacerdote o por una persona autorizada.

Puede ser sustituido por una medalla que tenga por una parte la imagen del Sgdo. Corazón y por otra la de la Virgen.

El Escapulario exige un compromiso cristiano auténtico: vivir de acuerdo con las enseñanzas del evangelio, recibir los sacramentos y profesar una devoción especial a la Sma. Virgen que se expresa, al menos, con la recitación cotidiana de tres avemarías.

Fórmula Breve para la imposición del escapulario


Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María.

Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.

El Escapulario del Carmen


NO ES:
Un signo protector mágico
Una garantía automática de salvación.
Una dispensa de vivir las exigencias de la vida cristiana.

ES UN SIGNO:
Aprobado por la Iglesia desde hace siete siglos.
Que representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
  • Abiertos a Dios y a su voluntad.
  • Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
  • Cercanos a las necesidades de los demás.
  • Orando en todo momento y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.
Que introduce en la familia del Carmelo
Que aumenta la esperanza del encuentro con Dios en la vida eterna con la ayuda de la protección e intercesión de María.



Que Viva La Virgen del Carmen, Estrella de los Mares !!