

Durante las incursiones de los bárbaros, sin embargo, la producción minera había decaído notablemente, y la población había sido diezmada por la malaria.
A la muerte del obispo de Populonia, Florentius, los clérigos y el pueblo le pidieron a San Cerbonio que fuera su nuevo obispo, y él aceptó servir a la comunidad.Como obispo, San Cerbonio se distinguió por ser muy madrugador, al grado de que la gente se quejó con el papa Virgilio de que los domingos daba la misa al rayar el sol.
Llegaron los enviados papales un domingo y encontraron a San Cerbonio desayunando. Pensaron que cometía una herejía por ir a oficiar misa con el estómago lleno, pero luego se enteraron de que hacía un par de horas que había oficiado ya los servicios.

A la mañana siguiente al amanecer acudió San Cerbonio a ver al papa, y lo sacó de las cobijas. El apacible carácter del santo convenció al papa, quien le dio autorización para decir la misa a la hora que le viniera mejor.
Cuando regresó a Populonia, el obispo encontró con que los ostrogodos al mando de su rey Totila habían invadido la Toscana. Como San Cerbonio había prestado auxilio a unos soldados romanos, Totila lo condenó a morir devorado por una fiera.
Los ostrogodos arrojaron entonces a San Cerbonio con un feroz oso hambriento. Sin embargo, el oso, al verle, se arrojó a sus pies y empezó a lamerle las sandalias. Esto impresionó profundamente a Totila, quien conmutó la pena por el exilio a la isla de Elba. O bien quienes lo exilaron fueron los lombardos, cuando expulsaron a los ostrogodos de la Toscana.
En Elba pasó entonces San Cerbonio el resto de sus días, viviendo como ermitaño junto con algunos compañeros. Hacia 575, cuando se sintió morir, pidió ser enterrado en Populonia. En una pequeña capilla románica que se conserva entre antiquísimas tumbas, hay una fuente llamada de San Cerbonio, a cuya agua se le atribuyen propiedades edificantes.

San Cerbonio de Populonia, nos enseña el valor de madrugar para tener una actitud positiva ante la vida.
Fuentes:
Iluminación Divina
Vidas de Santos
Ángel Corbalán
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