jueves, 10 de abril de 2014

Hoy es... Viernes de Dolores. (Oración y música en San García Abad)



El Viernes de Dolores está pensado para consolar a la Virgen. Al final de la cuaresma y dos días antes de la Semana Santa la cristiandad se centra especialmente en acompañar a la madre de Jesús que ha vivido momentos muy dolorosos. Siete dolores de la Virgen se cuentan: el primero cuando conoció la profecía de Simeón que anunciaba hechos tan terribles; después, la dureza de la huida a Egipto y la ansiedad por el Niño perdido; más tarde, el sufrimiento de la Calle de la Amargura, la inmensa angustia de la crucifixión, el descendimiento de la cruz y la sepultura. Dolores que van a darse en situaciones muy diferentes, algunos de una intensidad y una fuerza excepcionales como son los de la crucifixión el descendimiento y la sepultura. Momentos en los que Stabat Mater, está presente su madre, al pie de la cruz.


Viernes Santo, Oración y música.




En nuestra parroquia, tendrá lugar oficios, oración y música, esta, gracias a la agrupación vocal,  "en clave de música" , que nos ofrecerá un repertorio de canciones clásicas y propicias para esta fecha tan señalada.

A las 17:30 horas, Celebración Comunitaria de la Penitencia.

A las 19:00 horas, la Santa Misa

A las 19:30 horas, Concierto de Música Sacra, por la agrupación vocal "en clave de música", que nos ofrecerá el siguiente repertorio:



1) Ave María (Biebl. s.XX)
2) Stabat Mater
3) Caligaverunt
4) O Sacrum Convivium
5) O Jesu meine Freude (Bach)
6) O Jesu Christe (Beechem)
7) Ubi Caritas (Duruflé)
8) O magnum Mysterium
9) O Cantate Dómino (Myskinis)

En el Templo, se repartirá un folleto explicativo de las interpretaciones de este magnífico grupo vocal de Algecíras y de fama nacional.


El dolor de María.

 


Está demostrado, y todos lo sabemos, que no hay dolor más intenso que la muerte de un hijo. Es el desagarro mayor que se puede vivir, una experiencia que crea una pena insoportable e infinita y un sufrimiento para el que no hay consuelo. Un pesar, una aflicción y un abatimiento amargo y angustioso.

Todo un mundo de sentimientos que los cristianos viven de manera intensa desde el siglo XII, aunque es a partir del siglo XVIII cuando la Iglesia le dio una importancia extraordinaria. Pero la manera de celebrarlo varía notablemente de unos sitios a otros. He tenido la ocasión de comprobarlo personalmente en ciertos países de Hispanoamérica. En algunos de estos lugares se preparan con un cuido y un amor excepcionales los Altares de Dolores.

En toda España se vive el Viernes de Dolores de manera muy intensa, aunque las diferencias entre unos sitios y otros son muy notables. En muchas localidades del centro y norte de nuestro país se celebra de una manera recogida, recomendando interiorización y ausencia de gestos externos y llamativos. En Andalucía, en algunos sitios se considera que los cristianos estamos obligados a compensar el dolor y el sufrimiento por el padecimiento de su hijo con un cariño que le alegre. Un cariño que en algunas ocasiones lleva a bastantes sevillanos a llamar "¡Guapa!" públicamente cuando van en procesión a vírgenes que pasan por momentos del mayor dolor. Otra prueba más de los curiosos comportamientos de muchos sevillanos que tienen una explicación psicológica, algo que no todo el mundo termina de entender: la coincidencia de sentimientos aparentemente contrarios que cada uno resuelve en su interior, en el que prima el querer y el alegrar a una persona, la Virgen, que está viviendo una experiencia extremadamente dolorosa.

Parece oportuno recordar el indudable significado mariano de éste día, el Viernes de Dolores, para que sirva de ejemplo. Todos tenemos la experiencia diaria de personas que padecen dolor físico o psíquico, personal o familiar, en nuestra cercanía. Gente que está necesitada de ayuda y, con independencia de la advocación concreta de cada Virgen representada por una imagen, es una buena oportunidad para que aprendamos de su espíritu de generosidad y al final de la cuaresma una parte del intenso mundo emocional del cofrade se dirija también a consolar a tantos que nos necesitan.










Fuentes:
Santoral mariano
Ángel Corbalán

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