sábado, 28 de julio de 2012

La multiplicación de los panes es símbolo de la Eucaristía !! (Evangelio dominical)


Entre los milagros de Jesús que deben haber impresionado más, sin duda se destaca el de la multiplicación de los panes y los peces (Jn. 6, 1-15). Tanto así, que nos dice el Evangelio que tuvieron la intención de llevarse a Jesús para proclamarlo rey.Pero el Señor, al darse cuenta de las intenciones que tenían, se escapó hacia la montaña.

¡Cómo habría sido ese acontecimiento!Una multitud de unas quince mil personas (nos dice el Evangelio que eran como cinco mil hombres) seguía a Jesús para escuchar sus enseñanzas.Llega la hora de comer, y con sólo cinco panes y dos pescados el Señor va repartiéndolos y saca comida para saciar a toda esa multitud ... ytodavía quedaron sobras.


¿De dónde salieron los cinco panes y los dos pescados?Había un chico entre los presentes que los llevaba consigo.Ahora bien ¿podía el Señor haber sacado alimento de la nada o necesitaba el aporte del muchacho?Dios es todopoderoso y hubiera podido alimentar a aquel gentío de la nada.Entonces ¿qué nos quiere decir el Señor con el aporte del muchacho?

Por cierto no es éste el único pasaje en que Dios utiliza un aporte humano para remediar una necesidad.En efecto, nos cuenta la Primera Lectura de este domingo (2 R 4, 42-44) de una situación similar.

Y como viene siendo habitual, traemos las reflexiones sobre La Palabra de Dios en este domingo 17 del Tiempo Ordinario, de tres religiosos y que lo hacen en nuestro idioma.



Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor


COMENTARIO.

El discurso del pan de vida: la multiplicación de los panes

La liturgia dominical interrumpe la lectura continua del Evangelio de Marcos (ciclo B) y durante cinco semanas nos propone considerar el capítulo sexto del Evangelio de Juan, el discurso del pan de vida. Contra lo que podría parecer, el cambio no resulta demasiado brusco, porque el domingo pasado contemplamos a Jesús como un buen pastor que siente lástima de la multitud que andaba como ovejas sin pastor. Terminaba entonces el Evangelio diciendo que Jesús “se puso a enseñarles con calma”. Hoy, en el Evangelio de Juan, vemos que, en una situación similar, Jesús no sólo enseña, sino que se preocupa de alimentar a esa multitud, que le había seguido “porque había visto los signos que hacía con los enfermos”. La capacidad de compasión de Cristo no se concentra sólo en los problemas del espíritu, sino que mira también las necesidades del cuerpo: la enfermedad y el hambre. No puede ser de otro modo en quien es la Palabra hecha carne, por el que la carne, la corporalidad humana se convierte en sacramento de la presencia de Dios en nuestro mundo.

Una multitud en un lugar apartado crea realmente un problema logístico. ¿Cómo alimentar a tanta gente? Jesús implica a sus discípulos más cercanos en el problema, e interroga a Felipe. La respuesta del apóstol es razonable, pero no exenta de generosidad: ni siquiera gastando todo lo que tenían a disposición en la bolsa común, unos doscientos denarios, podrían alimentar a tantos. El problema excedía las fuerzas humanas de los apóstoles, por más buena voluntad que quisieran ponerle.
La solución va a venir por medio de la escasa provisión de “un muchacho”, que, por lo que se deduce del texto, está dispuesto a compartir lo poco que tiene. Nos viene a la memoria que precisamente de los que son como niños es el Reino de los Cielos (cf. Mc 10, 14); pero podemos también recordar al “muchacho” de los poemas del siervo de Yahvé (cf. Is 42, 1; 52,13), que representa a Jesús mismo, que se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Cor, 8, 9). Jesús nos enseña que poniendo a su disposición la propia pobreza con generosidad y confianza los bienes se multiplican y alcanzan para muchos. El milagro consiste en compartir para repartir. 


La multiplicación de los panes trasciende, como es fácil de entender, la dimensión meramente material o logística. No se trata sólo de un milagro que sacia el hambre de la multitud, sino, sobre todo, de un “signo” que significa la presencia actual del Reino de Dios, que nos enriquece de otros bienes que los puramente materiales (la salud del cuerpo y el pan que sacia su hambre). La cercanía de la pascua, indicada al principio del Evangelio, y el gesto de acción de gracias, antes de repartir el pan, aluden al sacrificio de Cristo en la cruz y al pan eucarístico, memorial de su Pasión: no sólo la solución del problema puntual (que también requiere respuesta), sino la salvación radical y definitiva que Jesús ha venido a traernos: la comunión con Dios Padre y entre nosotros, la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz de que habla Pablo en la segunda lectura. No es posible formar un solo cuerpo en un solo Espíritu si no somos capaces de compartir la fe en el único Señor, pero también nuestro pan.

Las obras de misericordia y las acciones de solidaridad realizadas por la Iglesia y los cristianos, como remediar el hambre de los pobres o el dolor de los enfermos, se han de hacer precisamente porque hay personas que sufren hambre y enfermedad y que, como en el caso de Jesús, deben despertar nuestra compasión y movernos a la acción. Pero esas acciones tienen que ser además “signos” que hablan de la presencia en el mundo del Reino de Dios, de Jesucristo que nos lo ha traído, de un corazón nuevo en aquellos que han aceptado la Palabra y a la persona de Jesús, de nuevas relaciones entre los seres humanos.


De hecho, en el Evangelio de hoy, las gentes que comen hasta saciarse algo perciben de esa presencia que va más allá de la materialidad del pan multiplicado. Conocían sin duda el episodio del profeta que dio de comer a cien con veinte panes, y vieron que lo realizado por Jesús, que excedía con mucho el milagro de Eliseo (cinco mil alimentados con cinco panes, y todavía sobraron doce canastas), era signo del “Profeta que tenía que venir al mundo”. Pero, al parecer, en ellos pudo más el interés inmediato; de ahí que, más que escuchar al profeta, quisieran hacerlo a la fuerza rey, esto es, investirlo de poder político y militar, pues un líder dotado de tales poderes había de ser invencible. El mesianismo político-militar tenía para ellos más atractivo que la palabra profética desprovista de poder. En la voluntad de hacer de Cristo un rey al uso de los reyes de este mundo se esconde la otra voluntad, que al parecer acompaña permanentemente a los hombres en sus relaciones con Dios: la de manipularlo y ponerlo al servicio de los propios intereses particulares (que, por cierto, son opuestos a otros grupos humanos, a los que “nuestro” Dios habría de combatir y derrotar).

Se entiende que Jesús, “sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró a la montaña él solo”. Aunque las ausencias de Dios y de Jesucristo en la vida del creyente pueden tener diversos significados que es preciso discernir adecuadamente, hoy se nos avisa que una de sus posibles causas es precisamente la voluntad de hacer de Jesús y de Dios el talismán que resuelve de manera mágica nuestros problemas, y no la Palabra que hemos de escuchar, y que si realiza “signos” que escapan a nuestras capacidades (por ejemplo, a nuestro presupuesto), no por eso deja de contar con nosotros, de preguntarnos, de implicarnos en los problemas reales que se apresta a resolver, para que participemos activamente con nuestra generosidad (lo poco que podamos aportar) y nuestra confianza. Sólo así nuestra vida cristiana personal y comunitaria puede irse convirtiendo ella misma en un signo profético que multiplica el bien y habla con elocuencia de la presencia entre nosotros de Cristo, Profeta y Rey de un Reino que no es de este mundo.

Hay que reponer las fuerzas para el camino

No sé si has escuchado hablar a los campesinos o a los montañeros antes de iniciar una jornada. Hablan de la fuerza que necesitan para el día, y esa fuerza se adquiere con la alimentación. Van al campo o la escalada con provisiones para mantener las fuerzas necesarias para realizar la tarea.
Del mismo modo, leemos en la Biblia, actúan los profetas y actuará Jesús con sus discípulos. ¿Recuerdas el pasaje de Elías huyendo de los perseguidores y hambriento hasta ya no poder más? Piensa en morir, pero Dios lo resguarda para algo grande. Por eso, un ángel lo despierta bajo el tamarindo y le hace comer. Vuelve a dormirse, y de nuevo el ángel le dice: “Levántate y come, porque te falta un camino largo que recorrer”. Así estuvo luego Elías tres días caminando.

Hoy iniciamos la lectura del cap. VI de Juan que empieza con el alimento material y seguirá en los próximos domingos con el alimento de la Eucaristía. En el pasaje de hoy me cae muy simpático el niño que entrega sus cinco panecitos y los dos pescaditos para que coman los cinco mil hombres. ¿Qué sabe el niño de cantidades y estadísticas? El solo sabe amar y tener compasión de los que pasan hambre. Jesús también se emociona ante el hecho y hace el resto: Que puedan comer los cinco mil hombres hasta saciarse y aún quedar comida de sobra.

No sé si el milagro fue multiplicar los panes y pescados o multiplicar el amor entre las personas que estaban ansiosas por escuchar a Jesús. Mayor milagro es para mí abrir los corazones que multiplicar los panes. Mayor milagro es mirar alrededor para ver el rostro hambriento del hermano y abrir las loncheras que acrecentar los panes. Multiplicar los panes es obra directa de Dios, pero acrecentar el amor supone la participación libre del hombre. ¡Qué gran milagro es éste! Al terminar de comer, no tengo duda, aquella gente estaba más unida y conversadora, era más comunidad y estaban más abiertos a la palabra de Jesús.

Pero así y todo, se fijan en el liderazgo de Jesús y quieren hacerle rey. No han entendido nada lo que ha hecho Jesús. Piensan según el mundo, no según Dios. Por eso se retira solo al monte para orar, para pedir al Padre que abra los corazones de aquellos que han comido, para que puedan aceptar el reino de Dios.

Más adelante iremos viendo que les resulta muy difícil aceptar el “pan del cielo, el pan que da la vida”. Lo dejarán a Jesús. Sólo pueden entender lo tangible o aquello que afecta a sus necesidades materiales. Pueden aceptarlo como ministro de agricultura que facilita alimentos materiales, pero lo ven loco cuando les quiere aportar el alimento espiritual.

Cómo tendremos que ir luchando para abrirnos al misterio de Dios, al misterio de su proyecto y plan de vida para nosotros. Entendemos de políticas alimentarias, no entendemos la providencia de Dios. Sabemos exigir y no sabemos aceptar a Dios. ¿No creen que deberemos retirarnos a lugares y tiempos en soledad para templar nuestros corazones y abrir nuestra mente a la voluntad de Dios? Mientras tanto, ofrezcamos nuestros panecitos y pescaditos para acallar el hambre de los hermanos.



Hoy es... San Pedro Poveda !!


La biografía de Pedro Poveda discurre básicamente en cinco tiempos y cinco espacios: Linares, Guadix, Covadonga, Jaén y Madrid.

"Yo pensaba siempre en Linares con predilección"
1874 - Nace el 3 de diciembre en Linares (Jaén), una ciudad que progresa, donde se gana dinero fácil, con una política agitada y vidas aventureras, pero también con niños que trabajan en las minas, con miseria y alcoholismo. El niño Poveda se familiariza con la problemática de los obreros y con una sociedad que tímidamente se industrializa.


"Me aficioné a enseñar la Doctrina a los niños pobres"
1888 - Desde muy joven decide ser sacerdote y entra en el Seminario de Jaén, donde se forma en un ambiente sencillo de oración, estudio y alegría, que siempre recordará. En Jaén oye hablar del Padre Manjón y admira la labor socioeducativa que realiza en las cuevas del Sacromonte, en Granada. El seminarista Poveda se aficiona a enseñar la Doctrina a los niños más pobres que "le seguían".

"Fui a Guadix con un entusiasmo loco"
1884 - Obtiene una beca para estudiar en el Seminario de Guadix, donde conoce la situación de los braceros pobres que viven en la Barriada de las Cuevas en la ignorancia y la indigencia, y siente la responsabilidad de llevarles el Evangelio y educar a estas gentes.

"¡Cómo olvidar lo que hice en Guadix!
1897 - Se ordena sacerdote en Guadix y empieza su labor humanista, educativa y evangelizadora con los braceros pobres de la barriada de las Cuevas, trasladándose a vivir a una de las Cuevas, cerca de ellos. Aporta recursos, predica misiones populares y despierta la sensibilidad de toda la ciudad por la situación de indigencia de estos barrios, organizando las Conferencias de San Vicente de Paul.


"Mis trabajos con aquellas gentes, a las que quería con toda el alma, no pueden relatarse"
1902 - Convencido de la importancia de la educación, funda las Escuelas del Sagrado Corazón para niños y niñas pobres, aplicando los métodos de la Escuela Nueva contextualizados para aquella población, al estilo de las Escuelas del Ave María, del Padre Manjón.

"Dadme una vocación y os devolveré un sistema, un método y una pedagogía"
1905 - Dificultades de comprensión de su actividad socioeducativa le obligan a dejar la obra de las Cuevas de Guadix y se traslada a Covadonga (Asturias) como canónigo del Santuario. Aquí, en la cercanía de Nuestra Señora de Covadonga (La Santina), reflexiona sobre la importancia de la educación y la necesidad de no separar la fe y la ciencia. Consciente de la importancia del Estado en la educación, insiste en el protagonismo del maestro y la necesidad de cristianos en la escuela. Publica diversos escritos sobre la problemática educativa y la formación del profesorado, por lo que ha sido calificado de "Educador de educadores" y pedagogo.

"No es fácil apreciar los destinos de la mujer culta y su influencia en la sociedad"
1911 - En Gijón abre una Academia Pedagógica para maestros y, preocupado por la promoción de la mujer, cuya importancia e incidencia en la sociedad percibe, abre también una Academia Femenina para estudiantes de Magisterio, germen de la futura Institución Teresiana. La Academia es una respuesta para el mundo en crisis desde la dedicación profesional y las convicciones cristianas.

"Las obras son las que dicen con elocuencia lo que somos"
1913 - Vive en Jaén, donde ayudado por la joven estudiante de la Escuela Superior de Magisterio Josefa Segovia, realiza su labor, pionera en cuanto a tomar en peso la misión de los seglares en la Iglesia, a través del impulso a la Institución Teresiana y de su actividad con profesores y maestros. A esta etapa pertenecen algunos de sus más importantes escritos de espiritualidad.
"Repartir la dulzura, la bondad, la paciencia"
1921 - Nombrado Capellán Real, se traslada a Madrid, donde trabaja activamente en la Comisión Nacional contra el Analfabetismo, con las estudiantes y profesores y con los marginados, en colaboración con de María de Echarri, periodista y creadora de los sindicatos femeninos católicos.
"La obra Teresiana ya no es mía, es de la Iglesia"
1924 - La Institución Teresiana es aprobada por el Papa Pío XI como Pía Unión de Fieles a nivel internacional para que hombres y mujeres, desde sus diversas profesiones y especialmente en el ámbito de la educación y la cultura, trabajen por la transformación humana y social, según el Evangelio.

 
"¿Quiénes son lo que tienen ideales, los jóvenes"
1928 - Se le confía la organización de las Estudiantes Católicas y de las Juventudes Femeninas Universitarias, pertenecientes a la naciente Acción Católica Femenina. Impulsa el espíritu misionero, ("Estoy ahora mismo bajo la obsesión misionera") donde contará con la inestimable ayuda de Magdalena Martín Ayuso y la Institución Teresiana llega a Chile gracias al empeño y colaboración de Adela Edwards.

"Creo yo que el éxito está en que las chicas (de las Academias) se sientan como en su casa"
1929 - Interviene decisivamente en la fundación de la Asociación de Maestros Católicos y de la Federación de Amigos de la Enseñanza (FAE). Impulsa asimismo la Asociación Nacional de Padres de Familia, convencido de la importancia que tienen los distintos agentes educativos y especialmente la familia.

"No es necesario ser rico para dar, basta ser bueno"
1930 - Desde el 24 de mayo , siempre preocupado por los marginados y los más desprotegidos, ingresa en la Hermandad del Refugio de Madrid para servir a los pobres y a los niños huérfanos y abandonados.



"Hay que amar mucho a la Iglesia, hay que vivir la vida de los primeros cristianos"
1934 - Llegan los primeros miembros de la Institución Teresiana a Roma siguiendo las pautas de Teresa de Jesús, que confesó tan repetidas veces el amor a la Iglesia. En esta circunstancia, y con el objetivo de iniciar actividades con las estudiantes universitarias, resalta la personalidad de Josefa Groso, mujer eminentemente emprendedora y constructiva.

"Si hay que morir se muere, pero se muere con Cristo, en nombre de Cristo y para gloria de Cristo"
1936 - El 28 de julio, coincidiendo con los primeros días de la Guerra Civil española, Pedro Poveda, confesándose "sacerdote de Jesucristo", muere como mártir de la fe.

viernes, 27 de julio de 2012

Hoy es... San Pantaléon !!



Fue Mártir, murió alrededor del 305. Según la leyenda él era el hijo de un pagano rico, que se llamaba, Eustorgius de Nicomedia, y fue instruido en el Cristianismo por su madre que era Cristiana, Ebula. Luego se convirtió en extraño al Cristianismo. Estudio medicina y se convirtió en físico del emperador Maximianus. Regresó al Cristianismo por el sacerdote Hermolaus. Luego de la muerte de su padre, él obtuvo la posesión de una gran fortuna.
Sus colegas celosos lo acusaron al emperador durante la persecución de Diocletian. El emperador deseaba salvarlo e intento persuadirlo a que renuncie a su fe.   Sin embargo, Pantaleón confeso abiertamente su fe, y como prueba de que Cristo es el verdadero Dios, curó a un paralítico. A pesar de esto, fue condenado a muerte por el emperador quien miró el milagro como un acto de magia. Según la leyenda, la carne de Pantaleón fue primero quemada con antorchas; Cristo se le apareció ante todos en forma de Hermolaus, para consolidar y curar a Pantaleón.

Las antorchas fueron extinguidas.    Luego de esto, cuando un baño de plomo liquido fue preparado, Cristo en la misma forma caminó en la caldera con él, el fuego se extinguió y el plomo se convirtió en frió. Luego fue lanzado al mar, pero la piedra amarrada a su cuerpo con la cual fue lanzado flotaba
.
Lo lanzaron a las bestias salvajes, pero estas aduladas sobre él y no podía ser forzado lejos, hasta que él las bendijo.   Pantaleón fue atado a la rueda, pero la soga hizo presión, y la rueda se rompió. Hubo intento de decapitarlo, pero la espada se dobló, y los ejecutores se convirtieron. Pantaleón imploro al cielo para que los perdonen, por lo cual él recibió el nombre de Panteleemon(el todo-compasivo).

Era imposible hasta que él mismo decidió que era posible decapitarlo.   Las vidas que contienen estas características legendarias son todas tarde en fecha y sin valor. Con todo el hecho del martirio, por si mismo parece probar por veneración, por lo cual es un testimonio temprano, entre otros de Theodoret (Graecarum affectionum curatio, Sermo VIII, "De martyribus", en Migne, P. G., LXXXIII 1033) Procopius de Caesarea (De aedificiis Justiniani I, ix; V, ix) y el "Martyrologium Hieronymianum" (Acta SS., Nov., II, 1, 97).

 Pantaleón es venerado en el Este como un gran mártir y un maravilloso trabajador. En los años medios fue visto como un patrón santo de físicos y parteras, y se convirtió en uno de los catorce guardias mártires. A partir de épocas tempranas, una fuente fiable afirma que un poco de su sangre se conserva en Constantinopla.

En la fiesta del santo se dice que la sangre se convierte en liquido y burbujeante. Reliquias del Santo son encontradas en San Denis en Paris; Su cabeza se venerada en Lyons. El Santo se celebra el 27 de julio y  el 18 de febrero.


Oremos  


Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de San Pantaleón venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amen.



jueves, 26 de julio de 2012

Hoy es ... San Joaquín y Santa Ana !!


Padres de la Virgen María Una antigua tradición, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María.   

  

El culto aparece para Santa Ana ya en el siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a los abuelos de Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos demostraron siempre a la Madre de Dios.  


San Juan Damasceno: «Joaquín y Ana, ¡feliz pareja! la creación entera os es deudora; por vosotros ofreció ella al Creador el don más excelente entre todos los dones: una madre venerable, la única digna de Aquel que la creó».



Oremos  


 
« ... Inclinad el oído, venid a mí : escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpétua, la promesa que aseguré a David... «  Isaías 55, 3    

Señor, Dios de nuetros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

miércoles, 25 de julio de 2012

Hoy es... Santiago Apostol, Patrón de España !!


Hoy hace un año que en tan glorioso día de nuestro Patrón Santiago, y a la vez, tras un duro viaje de peregrinación por esos senderos , valles y montes, dos feligreses de nuestra parroquia llegamos hasta la Plaza del Obradoiro, y una vez dentro del Templo que 800 años le contemplaba, tras asistir a la misa de los peregrino, respirar el incienso del Botafumeiro y participar en la Santa Eucaristía, tuvimos el privilegio de abrazar la imagen del Santo patrón y rogarle por todos los feligreses de esta parroquia y como no...por nosotros y familiares.



Muchas heridas en los pies ya olvidadas y una inmensa alegría es la que nos embarga para recordar esos momentos. Desde aquí, os invitamos. No hace falta ser un superdotado para llegar con ilusión, fe y amor hasta Santiago de Compostela.



Santiago, Apóstol (s. I ) Hijo de Zebedeo, hermano de Juan y del grupo de los Doce. Natural de Betsaida. Presenció los principales milagros realizados por el Señor. Su acción apostólica inicada en Judea llegó hasta los confines de Occidente. 
  
 Vuelto a Palestina murió mártir por orden de Herodes en el año 44. Sus restos fueron trasladados a España a la ciudad que lleva su nombre, siendo su tumba uno de los puntos principales de peregrinación de toda la cristiandad.   Epístola del Apóstol Santiago  (análisis)  La carta de Santiago es la primera entre las siete Epístolas Católicas, llamadas así porque no tienen generalmente destinatario especial y se dirigen universalmente a toda la cristiandad.  



San Jerónimo las caracteriza como sigue: «... Son tan ricas en misterios como sucintas, tan breves como largas: breves en palabras y largas en sentencias. De modo que habrá pocos que al leerlas no tropiecen con algunos lugares obscuros....»    El autor, que se da a si mismo el nombre de  «Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo», es el  apóstol Santiago el Menor, hijo de Alfeo y de Cleofás (Mat. 10, 3) y de María (Mat. 27, 56), hermana es decir, pariente, de la Santísima Virgen.   Por su parentesco con Jesucristo, Santiago a veces es llamado hermano del Señor (Gál. 1, 19);  cfr. Mat. 13, 55 y Mar. 6, 3 ).

 (Aparición de Nuestra Señora del Pilar al apóstol Santiago)

Tiene también el honor de ser contado entre las columnas, o Apóstoles que gozaban de mayor prestigio en la Iglesia (Gál. 2, 9 ). Por la santidad de su vida ejercía grandísima influencia, especialmente sobre los judíos, pues entre ellos ejerció el ministerio como Obispo de Jerusalén. Murió martir el año 44.   Escribió la carta no mucho antes de padecer el martirio, y con el motivo de fortalecer a los cristianos, convertidos del judaísmo, que a causa de la persecución estaban en peligro de perder la fe y entregarse a una vida desenfrenada.    
Dirígese, por tanto, a  « las doces tribus que  viven dispersas «, esto es, a todos los hebreo-cristianos dentro y fuera de Palestina ( cfr. Rom. 10, 18 ). 
 

El estilo es conciso, sentencioso y rico en imágenes, desarrolladas en un ambiente de espiritualidad. Por ser un documento apóstolico del amor a los pobres y explotados, esta carta se llama con toda razón el Evangelio social.

Oremos  


Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su sangre por la predicación del Evangelio, fortalece a tu Iglesia con el testimonio de su martirio y confórtala con su valiosa protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.  Amén.

martes, 24 de julio de 2012

Hoy es... Santa Cristina de Bolsena !!

 
Joven, posiblemente romana, martirizada cerca del lago de Bolsena en la región Toscana de Italia. Sus hazañas legendarias se han confundido con las de Santa Cristina de Tiro, cuya existencia no es segura. 

La iconografía la representa en variadas formas: Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969 el culto se limita a los calendarios locales.   Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u obedecer al emperador? Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".   


Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar. Su hija, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo.   A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el padre no sabía ni palabra. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa. 
Un juego más, pensaba el padre. La realidad era todo lo contrario.   
 
Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras:"No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".   

La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo para que rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de muerte.  


Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían como la espuma en tiempos de dificultad.   Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la actualidad.



Oremos   




Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Santa Cristina de Bolsena, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

lunes, 23 de julio de 2012

Hoy es... Santa Brígida de Suecia, patrona de Europa !!


Santa Brígida nació alrededor de 1303, según una muy antigua tradición, en la finca de Finsta, al oeste de la ciudad de Norrtälje, en la provincia de Uppland.
Finsta era el domicilio de la familia Finsta, y perteneció durante un tiempo (aunque no cuando nació Brígida) a su padre Birger Persson. Su padre era juez de Uppland, y su abuelo paterno, su abuelo materno y su hermano también ejercieron esa profesión. Su esposo sería también juez, y tendría un hijo que ejercería la misma actividad. Su madre fue Ingeborg Bengtsdotter, y fue la segunda esposa de su padre.
Su abuelo materno era primo de Magnus Ladulás, de modo que Brígida tenía parentesco con la familia real sueca.

La "gruta de las oraciones" (construida en el siglo XX) se halla siempre abierta a visitantes. Según la tradición, allí se apareció Santa Brígida por vez primera. En las cercanías de Finsta se halla la iglesia de Skederid (del siglo XIII), el templo de la infancia de Brígida.

Una vida ejemplar.

Desde niña Brígida tuvo visiones. Una vez vio a la virgen María colocarle una corona en su cabeza. En otra ocasión vio ante ella a Jesucristo torturado y muerto en la cruz. Estos dos temas, la profunda devoción a María y las meditaciones sobre el sufrimiento de Cristo, marcarían toda la vida de Brígida.
Cuando Brígida tenía unos 10 años murió su madre. Su padre se consideró incapaz para darle una educación como la que merecía una niña de su condición social, por lo que la envió a casa de su cuñada Catarina Bengtsdotter en Aspanäs, junto al lago Sommen, en Östergötland.

Algunos años después, cuando Brígida tenía alrededor de 13 años, fue dada en matrimonio, contra su voluntad, a Ulf Gudmarsson. Fue madre de ocho hijos, entre ellos, santa Catalina de Suecia.
La devoción de Brígida influyó también en su marido. Entre otros viajes, los esposos realizaron peregrinaciones a Nídaros (actual Trondheim) y a Santiago de Compostela. En el camino a España, en la ciudad francesa de Arras, Ulf cayó enfermó. Cuando se temía lo peor, el santo francés San Dionisio se apareció ante Brígida y le prometió que su marido no moriría en esa ocasión.
De regreso a Suecia, Brígida y Ulf se establecieron junto al convento de Alvastra, donde Ulf murió en 1344 (aproximadamente). Entonces Brígida repartió sus bienes entre sus herederos y los pobres, para ella vivir de manera sencilla en las inmediaciones del convento de Alvastra. En ese tiempo aumentó el número de visiones, que representan, hasta la partida a Roma, la mayor parte de las apariciones que tuvo Brígida.
En las apariciones, Brígida recibió la misión de llevar mensajes tanto a políticos como a líderes religiosos. También tuvo diálogos con santos y muertos.
Brígida viajó a Roma en el año 1349 con el propósito de tomar parte en la celebración del jubileo de 1350, y para obtener el permiso del papa de fundar una nueva orden religiosa. Los problemas con los que se enfrentó Brígida eran que el papa residía entonces en Aviñón, y que la Iglesia había prohibido el establecimiento de más órdenes. La ausencia del papa no desanimó a Brígida, pues ella ya sabía, debido a una visión que había tenido, que ella vería al Papa y al Emperador encontrarse en Roma.

En Roma residió primero cerca de la basílica de San Lorenzo in Damaso. Fue testigo del decaimiento espiritual de la ciudad tras la partida del papa. Durante su estancia en la ciudad, escribió cartas al papa, donde le suplicaba que regresara a Roma, y se dedicó a visitar las iglesias que contenían tumbas de santos. En la iglesia de San Lorenzo in Panisperna, en la colina de Viminale, pidió a los transeúntes limosnas para los necesitados. También aprovechó para viajar en peregrinación a santuarios de Asís, Nápoles e Italia del sur.

En 1368, el papa Urbano V regresó a Roma y el 21 de octubre se entrevistó con el emperador Carlos IV. Entonces pudo Brígida entregar las reglas de su orden al papa, quien se encargaría de examinarlas. Las reglas fueron aceptadas con varias revisiones y fuertes cambios con los que probablemente Brígida no estuvo nada de acuerdo. Además el papa tomó la decisión de dejar Italia nuevamente por motivos de seguridad, situación con la que Brígida no estuvo nada de acuerdo. Ella profetizó que el papa recibiría un fuerte golpe de Dios, y cuando Urbano V tenía dos meses de haber regresado a Aviñón, murió.
En 1371, cuando contaba con unos 68 años, Brígida realizó un viaje a Tierra Santa, con un itinerario que pasaría por Nápoles y Chipre. En Nápoles murió su hijo Carlos Ulvsson, lo que le acarreó a Brígida grandes preocupaciones. Ella tuvo entonces otra aparición, que le garantizó el perdón divino a su hijo gracias a las oraciones y lágrimas de su madre.
Cuando regresó a Roma en el verano de 1373, una enfermedad la debilitó, y finalmente murió en la actual Plaza Farnese. De acuerdo a su propia voluntad, sus restos mortales fueron trasladados a Suecia, específicamente al convento de Vadstena después de haber sido enterrados en la iglesia romana de San Lorenzo in Panisperna. En 1377, por orden del obispo de Jaén Alfonso Pecha de Vadaterra, amigo y confesor de Brígida, salió a la luz la primera edición de sus Apariciones celestiales. En 1378, se llevó a cabo otra aprobación sobre las reglas de la orden religiosa de Brígida, y en 1384 se consagró el convento de Vadstena.
El proceso de canonización de Brígida comenzó en 1377 y culminó en 1391. En 1999 santa Brígida fue elevada, junto con santa Catalina de Siena y santa Teresa Benedicta de la Cruz a ser copatrona de Europa.
La orden de santa Brígida perdura hasta nuestros días con el nombre de La Orden del Santo Salvador (Ordo Sancti Salvatoris), llamada comúnmente Orden Brigidina.
Los restos de santa Brígida se encuentran en el convento de Vadstena.
El edificio donde la santa vivió en Roma, la Casa di Santa Brigida, contiene un templo, un convento, y un albergue.


domingo, 22 de julio de 2012

Un rebaño sin Pastor (Evangelio dominical)



Sintió lástima y les enseñaba con calma

El texto de Marcos que acabamos de leer viene a ser la versión sinóptica del Evangelio del Buen Pastor (cf. Jn 10, 1-18). A diferencia del texto de Juan, aquí Jesús no habla de sí, aplicándose imagen, sino que actúa como un verdadero pastor bueno que se preocupa por sus discípulos y también por la masa de la gente que lo busca. Jesús cumple así en su persona la profecía de Jeremías, en la que Dios promete ocuparse personalmente de sus ovejas y enviarles buenos pastores que las libren del temor, de la injusticia y de todo peligro.


En el breve texto del Evangelio de hoy podemos contemplar una síntesis del ministerio de Jesús en un momento de máxima intensidad. Jesús, en efecto, despliega una actividad formidable, hasta el punto de que no da abasto y, como hemos visto en las semanas precedentes, tiene que acudir a la ayuda de sus discípulos más cercanos, a los que hace partícipes activos de su misión.

Pero, pese a la intensidad de esta dedicación misionera, Jesús no cae en el activismo despersonalizado. A la vuelta de los apóstoles, Jesús, que previamente los ha aleccionado con la Palabra viva que él mismo encarna, sabe también prestarles atención, acogerlos y escucharlos. No es un mero organizador, un estratega que mueve a sus peones, explotándoles como si fueran máquinas; es un maestro y un pastor que se preocupa personalmente de sus seguidores, de sus discípulos, de sus amigos (cf. Jn 15, 13-14). Por eso, además de hablarles, instruirlos y enviarlos, Jesús los escucha, deja que le expresen sus preocupaciones y temores, y también, como en el caso de hoy, sus alegrías y sus éxitos. Y no sólo, se ocupa también de procurarles tranquilidad y descanso. No sabemos cómo pasaba Jesús con sus discípulos estos momentos de asueto, que hemos de suponer que serían tiempos de oración, contemplación y encuentro personal. En los asuntos del Reino de Dios también hay que saber “perder el tiempo”, siquiera, como dice hoy Jesús, “un poco”, porque en el centro de este Reino no está la actividad frenética o un plan de conquista del mundo, sino la persona concreta, a la que esa actividad debe servir.


Vemos cómo, pese a todo, la búsqueda de tranquilidad se ve frustrada por esas masas que no dan respiro, tan necesitadas están, y se les adelantan impidiendo el merecido descanso. Cualquiera de nosotros hubiera reaccionado ante este acoso intempestivo con impaciencia o enfado, y hubiera tal vez establecido un horario “de atención al público” y despachado a la inoportuna masa para mejor ocasión. Pero Jesús es un buen pastor para los cercanos y para los lejanos, en las distancias cortas del encuentro personal, y en el trato con esa multitud inmensa, que no despierta en él enfado o impaciencia, sino sentimientos de lástima y compasión. Tal vez al ver a toda aquella gente recordó la profecía de Jeremías y se dio cuenta de que esas ovejas sin pastor sólo en él podían encontrar la paz y el descanso del alma, al que en ese preciso instante le obligaban a renunciar para sí y para los apóstoles. Y su reacción no pudo ser otra: “se puso a enseñarles con calma”. Es de suponer que los doce, cansados y deseos de tranquilidad, encontraron también en las palabras calmadas de Jesús el sosiego que andaban buscando.


Acción y contemplación, trabajo y descanso, trato personalizado y preocupación por las multitudes… Son retos a los que todo cristiano, y también la Iglesia como tal, se encuentran enfrentados de manera permanente. ¿Cómo lograr el equilibrio que nos libre del activismo frenético y de la pasividad irresponsable, de un mero funcionariado eclesiástico y de un misticismo huero, de la cerrazón sectaria en el pequeño grupo y de la masificación despersonalizadora?



Este equilibrio se logra sólo “por Cristo, con él y en él”, mirándolo a él y tratando de actuar como él actúa. “Él es nuestra paz”. No sólo porque reconcilia a pueblos distintos y antaño enemigos, sino también a esas dimensiones necesarias que a veces, con demasiada frecuencia, están en guerra entre sí. Es Cristo, el estar con él, hablándole y escuchándole, quien nos enseña este equilibrio que no es otra cosa que el amor: un amor entregado hasta la cruz, en la que dio muerte al odio, a toda forma de enemistad y también a los desequilibrios que nos desquician.
Amando a Cristo aprendemos a amar a todos los seres humanos, a los de cerca y a los de lejos, y encontramos el equilibrio personal que nos permite reaccionar ante la realidad (tantas veces terrible) de nuestro mundo, como Jesús, compadeciendo y actuando con calma, desde la paz que él nos ha conseguido.



Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34): 


En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 

Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. 

Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. 
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. 

 Palabra del Señor



COMENTARIO


“Ovejas sin pastor”


El pastor y las ovejas aparecen muchas veces en las páginas de la Biblia. Su imagen había de convertirse necesariamente en parabólica para un pueblo que se había ido formando siguiendo a sus rebaños.

En el texto del profeta Jeremías que hoy se proclama como primera lectura de la misa (Jer 23,1-6),  Dios se lamenta de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de sus pastizales. Frente a ese proceder, el mismo Dios promete reunir el resto de sus ovejas y suscitar para ellas pastores más responsables.

Por una parte, este oráculo refleja una situación histórica, en la que los gobernantes y los sacerdotes se habían desentendido de las auténticas necesidades de su pueblo. Por otra, orienta la mirada de las gentes hacia un futuro mesiánico en el que habrían de cumplirse las mejores esperanzas del pueblo de Israel.

LOS PROTAGONISTAS


El evangelio que hoy se proclama (Mc 6,30-34) nos recuerda el envío de los discípulos, que se anunciaba el domingo anterior. Este relato nos parece dividirse en tres escenas y presenta ante nuestros ojos a tres protagonistas: los discípulos, las gentes que acuden hasta Jesús y, en tercer lugar, el mismo Jesús.
Los discípulos han cumplido su misión y dan cuenta de ella a Jesús que los invita a descansar un poco
.
La multitud reconoce a Jesús como Maestro y acude continuamente  hasta él de todas las ciudades.

Jesús encarna la figura del pastor bueno prometido por el profeta Jeremías. Se compadece de las gentes porque parecen ovejas sin pastor.

Este texto es, ante todo, una revelación de la identidad y la misión de Jesús. Pero puede leerse, además, como una indicación moral que puede orientar el comportamiento de la Iglesia y de cada uno de los cristianos.  Jesús es el Maestro solícito que cuida de sus discípulos y el pastor  que se compadece de la multitud. La enseñanza del mensaje y la cercanía a las gentes son orientadoras para el quehacer de la Iglesia.

EL SALMO


La liturgia de este domingo nos invita a repetir el hermoso salmo 22 (23). En él se refleja la fe de Israel. Y también la confianza de todos los que han descubierto la bondad y la misericordia de Dios.

“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. Esa es la oración de una Iglesia que no pone su confianza en sí misma. Sus propios medios y sus estrategias nunca serán suficientes para el anuncio del evangelio.

“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. Esa es la confesión del verdadero creyente. En medio de sus tinieblas y de las pruebas de la vida, confía en el Señor, que va orientando  sus pasos.

“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar”. Y ésa es la nostalgia, a veces inconsciente, de la humanidad. Con demasiada frecuencia se ve defraudada por los guías de este mundo que le ofrecen paraísos engañosos."

Señor Jesús, te reconocemos como el Maestro que enseña  la verdad, y como el Pastor bueno y verdadero que nos conduce hacia las fuentes de la vida. No permitas que nos apartemos de ti. Amén.

 Cercanía a los Apóstoles.  
 
En el evangelio del domingo pasado Jesús enviaba a los Doce a anunciar el Reino de Dios. Hoy vemos cómo los Doce regresan y le cuentan lo que habían hecho y enseñado. Los Doce vuelven cansados pero seguro que felices por haber curado y anunciado el Reino de Dios. Jesús se los lleva a un sitio tranquilo para descansar, después de su viaje ajetreado, y para escuchar de primera mano lo que habían anunciado. 


San Marcos nos muestra en este texto breve un primer rasgo de Jesús: su cercanía a los apóstoles, sus ganas de escucharles, el trato amable con ellos después de días duros. Jesús les ha hablado del Reino de Dios, que es lo mismo que decir, hablarles de Dios y de lo que Dios quiere para el hombre: vida, amor, paz, justicia, perdón. Y Jesús les ha enseñado a escuchar. Escuchar es el primer paso para sanar, curar, liberar. 


El segundo rasgo de Jesús que aparece en este texto lo tenemos al final: “vio una multitud, le dio lástima, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma”. La acción de Jesús no se reduce a los Doce sino que se amplía a todo aquel que le busca y necesita que le escuchen. Le gente escucha a Jesús pero Jesús escucha a la gente. Para Jesús escuchar a la gente está en el verbo VER. La gente le habla a Jesús buscándole, adelantándose adonde El va, porque saben que Jesús tiene algo que las autoridades religiosas no tienen ni manifiestan: paz, palabras de esperanza