viernes, 6 de enero de 2012

Hoy celebramos la Epifanía del Señor !!


El origen oriental de esta solemnidad se encuentra en el mismo nombre: "Epifanía", es decir, revelación, manifestación; los latinos usaban la denominación "festivitas declarationis" o "apparitio", con el significado principal de revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano con la adoración de los magos, a los judíos con el bautismo en el Jordán, y a los discípulos con el milagro en las bodas de Caná.

Sin tratar de hacer una reconstrucción histórica, podemos considerar el episodio de los magos como lo hicieron los Padres de la Iglesia: símbolo y manifestación de la llamada a la salvación de los pueblos paganos. Los magos fueron la explícita declaración de que el Evangelio había que predicarlo a todos los pueblos.

Para la Iglesia oriental tiene grande importancia el bautismo de Cristo, la "fiesta de las luces", como dice San Gregorio Nacianceno, incluso como contraposición a una fiesta pagana del "sol invictus". En realidad, tanto en Oriente como en Occidente la Epifanía tiene el carácter de una solemnidad ideológica: se celebra la manifestación de Dios a los hombres por medio de su Hijo, esto es, la primera fase de la Redención. Cristo se manifiesta a los paganos, a los judíos, a los apóstoles: tres momentos sucesivos de la relación entre Dios y el hombre.

Dios habla a los paganos por medio del mundo visible: el resplandor del sol, la armonía de los astros, la luz de las estrellas en el firmamento (los magos descubrieron en el cielo la señal divina) es portador de una cierta presencia de Dios.

Partiendo de la naturaleza, los paganos pueden "hacer las obras de la ley", porque, como decía San Pablo a los habitantes de Listra, el "Dios vivo, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos... en las pasadas generaciones ha permitido que todas las naciones siguiesen sus caminos. Sin embargo, no ha cesado jamás de dar testimonio sobre sí mismo, haciendo el bien, mandándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, y llenando vuestros corazones de alimento y de felicidad" (Hch 14, 15-17)

Ahora "en estos días (Dios) nos ha hablado por el Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas, por quien hizo también el universo" (Hb 1, 2). Los muchos mediadores de la manifestación de la divinidad encuentran su término en la persona de Jesús de Nazaret, en el que resplandece la gloria de Dios. Por eso nosotros podemos hoy expresar la humilde, temerosa, pero plena y alegre profesión de nuestra fe, de nuestra esperanza, de nuestro amor.




Oremos



Ilumina, Señor, a tus hijos, y haz arder nuestros corazones con el esplendor de tu gloria, para que conozcamos cada vez mas a nuestro Salvador y podamos amarlo e imitarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Nota:

El intercambio de "regalos de Reyes"; esta costumbre tiene sus
raíces en el episodio evangélico de los dones ofrecidos por los Magos
al Niño Jesús (cf. Mt 2,11) y, en un sentido más radical, en el don
que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre
nosotros del Emmanuel (cf. Is 7,14; 9,6; Mt 1,23). Es deseable que el intercambio de regalos con ocasión de la Epifanía mantenga un carácter religioso, muestre que su motivación última se encuentra en la narración evangélica; esto ayudará a convertir el regalo en una expresión de piedad cristiana y a sacarlo de los condicionamientos de lujo, ostentación y despilfarro, que son ajenos a sus orígenes.








Fuentes:
Iluminación Divina
Santoral Católico
Ángel Corbalán

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