“Recuerda, pues, que has recibido el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu.”
(San Ambrosio)
Ayer se vivieron momentos muy emotivos, de reflexión y comunión entre los feligreses que acudieron a la confirmación de su fe católica, sus padrinos, amigos y como no, con la presencia de nuestro nuevo Obispo diocesano, monseñor D. Rafael Zornoza Boy que, nos visitaba por primera vez a esta Parroquia de San García Abad, desde que es el titular de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.
El señor Obispo, auxiliado de nuestro párroco y pastor, reverendo José Carlos Del Valle y el asistente de monseñor Zornoza, el padre Carlos, celebraron la Santa Eucaristía ante los jóvenes que acompañados de sus padrinos y el resto de fieles, esperaban el gran momento de la Confirmación.
La homilía del señor Obispo, fue muy esclarecedora, didáctica y con un lenguaje muy claro, explicó la importancia de este Sacramento que, nos reunía a los presentes.
Al finalizar el acto, se celebró un momento de convivencia con un ágape en el claustro de nuestra parroquia, donde Monseñor Zornoza, departió con todos y cada uno de los presentes, se le notaba feliz y contento por conocer cosas de la parroquia y particularidades de los feligreses.
Al fin y al cabo, se trata de la feligresía mayor de la Diócesis.
El Sacramento de La Confirmación
Los Sacramentos de la Nueva Ley, fueron instituidos por Cristo y son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden Sacerdotal y Matrimonio.
Corresponden a todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento, crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos.
Ciertamente este orden no es el único posible, pero permite ver que los sacramentos forman un organismo en el cual cada sacramento particular tiene su lugar vital.
En este organismo, la Eucaristía ocupa un lugar único, en cuanto "sacramento de los sacramentos" : "todos los otros sacramentos están ordenados a éste como a su fin" (S. Tomás de A., s.th. 3, 65,3).
La Confirmación
El término confirmación, viene de FIRMARE que quiere decir consolidar, confrontar, afirmar, confirmar.
Se puede interpretar como la transformación del adolescente en persona adulta. Por el nuevo nacimiento según el Espíritu debe encontrar su propia identidad y aceptar su responsabilidad ante sí mismo y su propia vida para cumplir su misión en el mundo y en la Iglesia.
La Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracias bautismal:
– nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir "Abbá, Padre" (Rm 8,15).;
– nos une más firmemente a Cristo;
– aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo;
– hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11);
– nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12)
Ese Espíritu nos da nuevas capacidades para que las pongamos en juego en bien de los demás. Al mismo tiempo es importante que los jóvenes pueda soñar con su futuro y el espacio donde vivirlo: no solamente he nacido en este mundo, sino que soy enviado a este mundo.
Cuando el Espíritu nos hace vibrar, también se mueven dentro de nosotros los viejos esquemas mentales ; algo que se mueve dentro de nosotros y entre nosotros y juntos movemos algo en el mundo.
Cada persona tiene su propio don. Para saber cuál es mi don personal basta con contemplar mi historia existencial, así mis heridas me harán más sensible ante los demás.
Vivir según el Espíritu tiene consecuencias para nuestro comportamiento. Pero para introducirme en el Espíritu de Jesús que se expresa en los dones del Espíritu, necesito de la meditación diaria. La oración de Jesús, unida a la respiración, transforma mi indiferencia en amor, mi división interior en paz, mi impaciencia en longanimidad, mi amargura en amabilidad, mi dureza en bondad, mi infidelidad en constancia.
Hace falta un largo camino de transformación hasta que toda mi existencia irradie amor, amabilidad, bondad y mansedumbre.
La confirmación quiere confrontar a la persona jóven en su ser de cristiano, conferirle capacidad de aguante por medio del Espíritu Santo, para que aprenda a ser fiel a sí mismo, a encontrar su lugar en el mundo y para poder vivir de esa fuerza que le otorga el Espíritu , siendo responsable de su propia vida.
Esto implica entonces un nuevo nacimiento por el Espíritu Santo y el desarrollo de nuevas capacidades morales y espirituales.
La preparación para la Confirmación, implica la exigencia de que los jóvenes lleguen a desarrollar con autonomía, ideas nuevas para poder dar sentido a su vida y percatarse de su propia responsabilidad frente a ella.
¿Qué es lo que yo puedo aportar?
¿Adónde me envían?
¿Cuál es mi tarea?
Despertar la conciencia de la misión...sería competencia de la preparación de los confirmandos. Que así sea...Amén.
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