domingo, 25 de noviembre de 2012

Hoy es... San García Abad , nuestro Patrón !!

Hoy es el gran día. El día del santo Patrón, San García Abad, hoy finaliza el Triduo y la misa que comenzará a las 12:30, será celebrada por nuestro párroco, reverendo D. José Carlos Del Valle Ruiz. Todos los feligreses y ciudadanos algecireños, están invitados a la fiesta de nuestro gran santo y patrón, San García Abad.

Lo dicho, todos estamos invitados para esta gran celebración, donde además de rezar por los difuntos, pediremos una y otra vez a nuestro Santo Abad, por nuestros feligreses y familias, que en estos tiempos de crisis, nos ilumine y proteja.

También será una oportunidad de conocer mejor a nuestrosanto abad, atendiendo a la breve historia que un miembro del Consejo Pastoral , leerá en el transcurso de la Eucaristía. Al finalizar, se dará la oportunidad de besar la reliquia del santo.


Breve historia de San García Abad, el gran santo desconocido.



“Avia y un abbat sancto, servo del Criador
Don Era del monasterio caudillo, e senhor,
La grey demostraba cual era el pastor”.
(Gonzalo de Berceo)

Nuestro primer poeta del Mester de Clerecía, Gonzalo de Berceo, decía de nuestro santo que, era un abad santo a boca llena, afirma de él ser amador de bondad, excelente cualidad en todo superior; le denomina caudillo y señor del monasterio y demuestra la magnanimidad del pastor por las virtudes y fervor de sus monjes.

García, nuestro santo, nació en Bureba, entre Belorado y Briviresca en el lugar llamado Quintanilla, provincia de Burgos, hoy conocido con el sobre nombre de San García, a finales del siglo X o entrada del XI.

Vivió su infancia en dicho pueblo, donde fue educado cristianamente y recibió el llamamiento a la vida religiosa que muy pronto iba a seguir en la Orden benedictina. Y así, dejando la casa paterna, en su pueblo natal de Quintanilla, fue caminando hasta llegar al monasterio de San Pedro de Arlanza, ubicada a orillas del rio del mismo nombre.

Algo cansado por la caminata y acompañado por algunos familiares, se presentó al Padre Abad del Monasterio, quien después de las primeras impresiones le asignó una serie de ocupaciones dentro de las reglas de San Benito.

Una vez transcurrido el noviciado, San García había de vivir, en calidad de monje benedictino , cerca de cuarenta años. Su existencia se resumirá en estas palabras tan benedictinas: ora et labora, reza y trabaja.

Además de la oración litúrgica se les manda el trabajo, no por razones económicas, sino como medio de bondad de vida, para disciplinar esta y preparar el espíritu a la oración.

Nuestro santo, destaca enseñando a forasteros y campesinos a labrar la tierra, a desaguar los pantanos, a cultivar la vid, a injertar árboles, a construir casas e iglesias y a ganar con el sudor de su frente el sustento corporal.

En el año 1039, al quedar vacante el puesto por la defunción del Abad, en votación secreta y por unanimidad de los 150 monjes, García, fue elegido Abad del Monasterio de Arlanza.

Su buen hacer como abad, sus conocimientos y buenas obras, fueron de conocimiento popular fuera de los muros del Monasterio. Tanto es así que fue nombrado consejero del primer rey de Castilla, Don Fernando I el Grande, y con él asistió a la batalla de Atapuerca en 1054.

Es tal la admiración por todos los que le van conociedo: Fernando I, Sancho I, El mismo Cid Campeador, que piden su asesoramiento y como muestra de gratitud, le confieren tierras y recompensas que nuestro santo, reparte entre los vecinos y los más necesitados.

En el terreno de lo místico y espiritual, hay que destacar entre otros, dos momentos importantes en la historia de nuestro San García Abad

Hacia el año 1061, por revelación divina, García Abad, encuentra las reliquias de los cuerpos de tres santos: San Vicente y sus hermanos mártires Sabina y Cristeta, y los traslada al Monasterio de Arlanza. Lo cuenta Gonzalo de Berceo.

La santidad, como es sabido, no consiste en hacer milagros. Sin embargo, el pueblo fácilmente ve santidad donde hay milagros; y muchas veces asi suele suceder. Fue sobre el año 1044, se habían perdido las cosechas en Castilla. Por lo tanto, no había ni frutas ni vid….

Aquel Viernes Santo, el Abad García, se dispuso a bendecir el pan y el agua, lo único que disponían en el Monasterio, y ante el asombro de los 150 monjes, el agua se convirtió en vino.

Desde aquel día la confianza de los monjes en su tierno y compasivo abad no tuvo límites; y lo que aparentemente sólo remediaba una necesidad corporal, sirvió para ensanchar su corazón y ayudarles a correr los caminos , que llevan a la santidad.

El Bello Morir de un Santo.
Cuando García sintió agotadas sus fuerzas y conoció que el mal de muerte le tenía asido fuertemente, quiso dejar a sus monjes la herencia riquísima de sus consejos y enseñanzas. Los congregó a todos en torno suyo, los miró con ojos cargados de febril brillantez, y dejó fluir en palabras entrecortadas , sus cariños de padre y los fervores de Santo.

Ya no pudo más, se le agotaron las energías y se retiró al lecho, de donde no volverá a levantarse.

A los pocos días recibía la visita del obispo de Burgos, Don Jimeno, amigo suyo y entre los sollozos de los monjes y tras darle un abrazo al Santo, dijo “ Padre García, amadísimo Padre, damos gracias a Dios, le damos gracias de que , al fin, triunfando de esta vida pasas al descanso de la gloria. No te olvidarás de nosotros al verte seguro, verdad? Padre?. Ruega mucho al Señor, pídele mucho por nosotros y por estos que son tus hijos, para que algún día nos encontremos todos juntos en el cielo; y entonces, para siempre, para siempre”.

Dicen que, como centella sobre cañaveral se extendió la noticia alarmante de que el abad Don García agonizaba. De los pueblos cercanos acudieron muchas gentes al monasterio en demanda de noticias y deseando contemplar por última vez el rostro bondadoso del caritativo agonizante.
Muchos lograron satisfacer sus deseos; otros llegaron tarde, porque el santo abad había fallecido en una mañana fría del otoño de 1073.

La gran obra de este insigne varón es Arlanza, el famoso monasterio de Arlanza. No lo fundó ni restauró él; pero esa abadía castellana a él le debe sus grandezas.

Cuando el alma del santo voló al cielo, allí quedó, su cuerpo, instrumento de maravillas y prenda de favores, allí quedó también su espíritu, espíritu elevado de santidad, cultura y civilización.









Fuentes:Iluminación Divina







Libro: "San García Abad, el gran santo desconocido"(Á.Corbalán, 2011)

Ángel Corbalán

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