María es nuestra madre porque Cristo, el Señor, nos dio como
madre;
"Mujer, ahí tienes a tus hijo" "Ahí tienes a
tu madre"(Jn 19, 26b-27a).
En estas palabras que Jesús dirigió a Juan desde la cruz ha
entendido siempre la Iglesia que Jesús confiaba toda la Iglesia a María. De
este modo María es también nuestra madre. Podemos invocarla y suplicar su
intercesión ante Dios.
SÚPLICAS
A MARÍA, MADRE NUESTRA
Dame tus ojos, Madre para saber mirar; si miro con tus ojos
jamás podré pecar.
Dame tus labios, Madre para poder rezar; si rezo con tus
labios Jesús me escuchará.
Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar; es tu lengua
patena de gracia y santidad.
Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar; entonces mi
trabajo valdrá una eternidad.
Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad; cubierta con tu
manto al Cielo he de llegar.
Dame tu Cielo, Madre, para poder gozar; si Tú me das el
Cielo ¿qué más puedo anhelar?
Dame a Jesús, Oh Madre para poder amar; esta será mi dicha
por una eternidad.
Ave María Purísima, sin pecado original concebida. Amén
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