“En Vienne, en la Galia Lugdunense, san
Mamerto, obispo, que, con motivo de una inminente desgracia,
instituyó en esta ciudad unas solemnes letanías para el triduo
preparatorio de la fiesta de la Ascensión del Señor (c. 475).”.
"Inspiradas
y sazonadas con tal virtud sus palabras obraban verdaderas
maravillas, y la fama de su nombre corría por todas partes "
Nació el 11 de mayo de 1826 en La
Callecita (Piedra Blanca) al pie del Ambato nevado, a pocos
kilómetros de la Capital, bajo un techo de paja. Era el día de San
Mamerto y la iglesia celebraba la fiesta de la Ascensión. Fray
Francisco Cortez misionero y amigo de la familia lo bautizó; y le
dijo a la madre de Esquiú, antes de que este naciera, que sería
obispo.
Sus padres fueron Santiago Esquiú, soldado catalán enviado por España al Río de la Plata que combatió en el alto Perú hasta ser hecho prisionero por los patriotas; su madre María de las Nieves Medina criolla catamarqueña.
Después de 7 años, en Córdoba, los peritos terminaron
con la revisión histórica, pero tiene que ser aprobada aun por la
Santa Sede. Terminaron en octubre de 2000 y entregaron 8 cajas
de material que el padre Jorge Martínez - sacerdote franciscano y
vice postulador de la causa de Beatificación de Fray M.Esquiú -
entregó a la Santa Sede, en Roma para revisar nuevamente el
material.
El proceso comienza en 1926 Esquiú en cierto modo, no tuvo mucha suerte en cuanto al proceso. Primero hubo una confusión se había iniciado en Córdoba, después se hizo aquí, en Catamarca, un proceso que no tuvo valor.
Luego vino la segunda guerra
mundial y eso también la detuvo. Cuando ésta terminó, la causa fue
retomada pero de los tres teólogos que debían hacer juicio de los
escritos de Esquiú, dos son favorables y uno es contrario. Esto hace
que la causa se detenga y PÍO XII, el Papa que estaba en ese
momento, archiva el proceso.
En 1957, el embajador Manuel del Río pide permiso para reabrir la causa y Juan XXIII se lo otorga en 1958. Él revé todo y hace la defensa, pero al morir, al proceso lo ve Pablo VI, quien aprobó la defensa y así pudo retomar nuevamente la causa en 1964.
Luego en Catamarca, el padre Bernardo Martínez trabajo mucho en la causa, reactivó el proceso, logró el reconocimiento de los restos de Esquiú en la Catedral de Córdoba y pidió la opinión de los nuevos teólogos. Como había sido una causa detenida, en vez de volver atrás pusieron seis teólogos y los seis aprobaron y recomendaron su Beatificación en 1978.
En 1979 se logra la prueba que no hubo culto especial sobre Esquiú,
porque el culto también detiene la causa de Beatificación. Entonces
todo estuvo acorde para presentar lo que se llamó la disquisición
histórica, es decir un estudio histórico. En ese momento lo tomaron
tres licenciados de historia, ellos hicieron el trabajo, pero parece
que no estaban informados de todo el proceso jurídico y lo
terminaron muy tarde, recién en 1990.
Fue entonces cuando el Cardenal pide al padre Jorge Martínez que se ocupe del tema, quien ese momento se ocupaba como Rector de la Universidad de Mendoza. Viajo a Roma e inició una investigación más profunda y en 1993 verifica que desde 1978 la causa se había detenido bastante y que prácticamente estaba parada.
Oremos
Señor, tú que colocaste a San Mamerto en
el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la
caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su
intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos
así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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