Hoy nos encontramos con la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo.Según marcaba la Ley de Moisés, a los cuarenta días de nacer, todo varón debía ser consagrado al Señor. Esto es lo que hacen la Virgen y San José con el Niño Jesús. El papa Sergio I (687-701) hizo que a la misa le precediera un aprocesión en la que todos llevaban un cirio; de ahí el nombre popular de "la Candelaria" o "las Candelas".
En el Evangelio según San Lucas se relata este pasaje en el que al entrar con su Hijo en el Templo, llegó un anciano piadoso llamado Simeón, al que el Espíritu le prometió que no moriría sin ver el consuelo de Israel. También profetizó a María que una espada le atravesaría el alma, fruto de que el Recién Nacido iba a ser Bandera discutida y signo de contradicción. También pudo contemplar y alabar al Cielo una anciana llamada Ana que servía y oraba en la Casa de Dios. En la Misa de esta día, cobra especial relevancia la Entrada Procesional al Templo con las velas encendidas después de ser bendecidas en el atrio. ¿Quién es este Rey de la Gloria? Es el Señor Victorioso. Portones alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas, va a entrar el Señor. Coincidiendo con esta fecha, también se celebra la Jornada de la Vida Consagrada, recordando a tantos religiosos que sirven al Todopoderoso desde su carisma.
Algo más que la Presentación.
En esta fecha, no sólo se conmemora la purificación de nuestra Madre sino también, un segundo gran misterio: la presentación de Nuestro Redentor en el templo. Además de la ley que obligaba a purificarse, había otra que ordenaba ofrecer a Dios al primogénito, aunque posteriormente podía ser rescatado por cierta suma de dinero. María cumplió estrictamente con todas esas ordenanzas.
Permaneció 40 días en su casa sin dejarse ver, absteniéndose de entrar al templo y de participar en las ceremonias de culto. Luego se dirigió a Jerusalén con su hijo en brazos, hizo sus ofrendas como acción de gracias y para su expiación, presentó a su Hijo, por manos del sacerdote a su Padre Celestial y luego lo rescató por cinco shekels recibiéndolo de nuevo en sus brazos hasta que el Padre volviera a reclamarlo.
Sin duda alguna, Cristo nos dio un ejemplo de humildad, obediencia y devoción al renovar públicamente la propia oblación al Padre como El lo había hecho en su Encarnación.
Himno
Estás aquí, Señor, bien lo proclaman
los justos que de siempre han esperado
estar cerca de ti, porque te aman
y luchan por el mundo que has salvado.
Estás aquí, mi Dios, humilde hermano,
presencia ante mis ojos revelada,
Salvador eternal del pueblo humano,
Luz de la Luz que brilla en tu mirada.
Bienvenido, Mesías esperado;
que deje el corazón toda amargura
porque Dios, siendo Dios,
nos ha salvado en locura de amor y de ternura.
Demos gracias al Padre que ha querido
darnos el Hijo eterno y bien amado,
todo el pueblo de Dios le cante unido
al Fuego del amor que lo ha engendrado. Amén
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, en este día en que tu Hijo único fue presentado en el templo con un cuerpo como el nuestro, te pedimos nos concedas a nosotros poder ser presentados ante ti, plenamente renovados en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
Fuentes:
Iluminación Divina
Santoral Católico
Ángel Corbalán
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