El lema de Ricardo fue: «Austeridad, caridad y energía». Sí, fue muy enérgico y nunca se casó con la injusticia.
Nació por el 1197 en Wyche, no lejos de Worchester, en Inglaterra, de padres ricos y buenos cristianos. Lo enviaron a diversas partes para que realizara sus estudios en los que siempre sobresalió por su inteligencia y constancia.
Pronto la prueba más dura iba a llegar. Siendo todavía muy jovencito él y sus hermanos, murieron sus padres quedando en manos de familiares y tutores desaprensivos, ya que lo que les interesaba era apoderarse de la hacienda de aquellos desamparados muchachos.Nació por el 1197 en Wyche, no lejos de Worchester, en Inglaterra, de padres ricos y buenos cristianos. Lo enviaron a diversas partes para que realizara sus estudios en los que siempre sobresalió por su inteligencia y constancia.
Despreciando la cátedra y las riquezas, se entregó al Señor y se ordenó sacerdote para ser más útil a la gloria de Dios y bien de las almas el año 1243. Al año de ser sacerdote, tantas eran sus cualidades, que, ya fue nombrado Obispo de Chichester por el arzobispo de Cantorbery, pero su nombramiento fue causa de duras calumnias y persecuciones por parte del rey Enrique III que quería seguir gobernando la Iglesia igual que gobernaba el Estado.
El Papa Inocencio IV confirmó este nombramiento, pero a pesar de ello el rey dio órdenes muy severas contra él y contra los que lo ampararan. Todos le negaban alojamiento; caminó vagabundo por diversas ciudades hasta que se hizo obispo misionero, recorriendo pueblos y aldeas, predicando a Jesucristo y haciendo el bien que podía a todos los pobres.
San Ricardo supo defender con energía los derechos de la Iglesia y de los católicos, que ya en este tiempo eran atacados y querían ser absorbidos por la omnímoda autoridad del rey. Ya está iniciándose, aun a distancia de varios siglos, lo que a mediados del XVI surgirá como el cisma anglicano.
Junto con este coraje y carácter enérgico San Ricardo era todo bondad y caridad para con los pobres, los necesitados y los marginados. Él estaba siempre dispuesto a defender al más débil. Roma amenazó al rey que quedaría excomulgado si no reconocía a Ricardo como legítimo obispo de Chichester.
Por fin era llegada la hora de la paz y reconocimiento de sus derechos. Ya estaba extenuado de fuerzas y le llegó su hora a primeros de Abril de 1253 mientras decía: «María, Madre de Dios y Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y recíbenos en el Cielo»
Oremos.
Señor, tú que diste a San Ricardo la abundancia del espíritu de verdad y de amor para que fuera un buen pastor de tu pueblo, concede a cuantos celebramos hoy su fiesta adelantar en la virtud, imitando sus ejemplos, y sentirnos protegidos con su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
Fuentes:
Iluminación Divina
Santoral Católico
Ángel Corbalán
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