Calixto fue obispo de Roma entre 121 y el 222. Fue antagonista del antipapa Hipólito, en la primera división de la historia eclesial. Durante la revuelta popular tras la muerte del emperador Cómodo, Calixto fue arrojado desde una ventana a un pozo con una piedra atada al cuello.
Calixto es un nombre que en griego quiere decir:
"muy hermoso".
Este Pontífice se ha hecho famoso por Las Catacumbas
de San Calixto, en Roma, que él organizó (catacumba significa: cueva
subterránea). Estas catacumbas son las más famosas de Roma (según decía Juan
XXIII). Tienen 4 pisos sobrepuestos, y más de 20 kilómetros de corredores. Allí
se encuentran el famoso sepulcro de Santa Cecilia y los sepulcros de muchísimos
mártires de los primeros siglos.
Dicen que era un esclavo que un tiempo estuvo
condenado a trabajos forzados en las minas. Recobrada la libertad se dedicó a
estudiar la religión de Cristo y a enseñarla a sus vecinos. El Papa San
Ceferino lo nombró como su hombre de confianza en el año 199 y le encomendó la
dirección de las Catacumbas donde sepultaban a los cristianos. Calixto ensanchó
notablemente estas catacumbas y las organizó muy bien.
Al morir San Ceferino, el pueblo de Roma eligió como
Sumo Pontífice a Calixto, como el mejor preparado para ello. Pero se le opuso
terriblemente un tal Hipólito, aduciendo como razones para pedir que lo
destituyeran del Pontificado, el que Calixto afirmaba que si un pecador hacía
penitencias y dejaba sus maldades se le podía volver a admitir entre los fieles
cristianos católicos, y que a un obispo no se le podía destituir por un grave
pecado que hubiera cometido, si se arrepentía y empezaba una vida de conversión
y penitencia. Calixto sabía ser comprensivo.
Este Santo Pontífice convirtió a muchos romanos al
cristianismo, curó a varios enfermos que padecían de enfermedades muy graves, y
defendió cuanto más pudo a los creyentes perseguidos.
Nuestro santo ayunaba días y semanas y hasta 40 días
seguidos. Cuando los perseguidores lo llevaron preso por proclamar su fe en Jesucristo,
lo echaron a un oscuro calabozo, esperando que se desesperaría por hambre. Pero
después de unos días lo encontraron muy tranquilo. Le preguntaron cómo lograba
mantenerse sereno sin comer ni beber y les dijo: "Acostumbré a mi cuerpo a
pasar días y semanas sin comer ni beber, y esto por amor a mi amigo Jesucristo,
así que ya soy capaz de resistir sin desesperarme".
En la cárcel consiguió con sus oraciones la sanación
de la esposa del carcelero cuando ya la pobre mujer estaba agonizando. En
acción de gracias, el carcelero y toda su familia se hicieron bautizar por él.
Entonces el jefe pagano de Roma ordenó que lo echaran
en un pozo profundo y que cubrieran la boca del pozo con tierra y escombros.
Todavía en Roma señalan a los turistas el pozo de San Calixto, desde donde su
alma voló al cielo a recibir el premio prometido por Cristo Jesús a los que lo
proclaman en la tierra.
Oración:
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo y concédenos la protección del papa san Calixto, cuyo martirio celebramos llenos de alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
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