A San Roque invocamos para que la peste y los males pasen de lado.
Enfermero. Año 1378. Roque significa: "Fuerte como
roca". Este santo se ha hecho
famoso en el mundo por los grandes favores que consigue a favor de pobres y
enfermos. Su popularidad ha sido verdaderamente extraordinaria cuando a pueblos
o regiones han llegado pestes o epidemias, porque consigue librar de la
enfermedad y del contagio a muchísimos de los que se encomiendan a él.
San Roque nació en Montpellier, de una familia sumamente
rica. Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero
entre los pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar
santuarios. Y en ese tiempo estalló la
peste de tifo y las gentes se morían por montones por todas partes. Roque se
dedicó entonces a atender a los más abandonados. A muchos logró conseguirles la
curación con sólo hacerles la señal de la Santa Cruz sobre su frente. A
muchísimos ayudó a bien morir, y él mismo les hacía la sepultura, porque nadie
se atrevía a acercárseles por temor al contagio. Con todos practicaba la más
exquisita caridad.
Así llegó hasta Roma, y en esa ciudad se dedicó a atender a
los más peligrosos de los apestados. La gente decía al verlo: "Ahí va el
santo". Y un día mientras atendía
a un enfermo grave, se sintió también él contagiado de la enfermedad. Su cuerpo
se llenó de manchas negras y de úlceras. Para no ser molesto a nadie, se retiró
a un bosque solitario, y en el sitio donde él se refugió, ahí nació un aljibe
de agua cristalina, con la cual se refrescaba.
Y sucedió que un perro de una casa importante de la ciudad
empezó a tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a
llevárselo a Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le
entró curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre
llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus
llagas y enfermedades. Apenas se sintió
curado dispuso el santo volver a su ciudad de Montpellier. Pero al llegar a la
ciudad, que estaba en guerra, los militares lo confundieron con un espía y lo
encarcelaron.
Y así estuvo 5 años en la prisión, consolando a los demás
prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por la salvación de las
almas. Y un 15 de agosto, del año 1378,
fiesta de la Asunción de la Virgen Santísima, murió como un santo. Al
prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron en su pecho una señal de la cruz
que su padre le había trazado de pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo
del que había sido gobernador de la ciudad.
Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde
entonces empezó a conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de
conseguirlos por montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando con la mano
una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.
Que San Roque bendito nos libre de enfermedades, epidemias y
contagios del cuerpo y del alma. Amén
Oremos
Señor, protege a tu pueblo con incansable bondad, y, por la
intercesión de San Roque, líbranos de toda enfermedad del alma y del cuerpo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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