En Argentina y México, oficio ferial; en ambos países la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América Latina, se celebra el 30 Agosto.
El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable:
"Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus
predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con
su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.
Nacida en Lima, Perú, en 1586 (año de la aparición de la
Virgen en Chiquinquirá, [ 9 julio] ) fue la primera mujer americana declarada
santa por la Iglesia Católica. En el
bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso
de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla
con el nombre de Rosa.
Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso
definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el
mundo. Desde pequeñita Rosa tuvo una
gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen
de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: "Rosa conságrame
a mí todo tu amor".
Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a
Jesucristo. Y al ir a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban
perdidamente era por la atracción de una larga cabellera ó de una piel muy
hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un
velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente
a amar a Jesucristo.
Se propuso irse de monja Agustina. Pero el día en que fue a
arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le
iluminara si debía irse de monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo
donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero
él tampoco fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la
voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial,
si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desiste desde ahora de su
idea".
Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin
parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente. Entonces vino a saber que la más famosa
terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso
estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable. Se fabricó
una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la cabeza, y
así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo. Su
padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza.
Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a
cultivar un huerto en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a
hacer costuras, para ayudar a los gastos del hogar. Es difícil encontrar en América otro caso de
mujer que haya hecho mayores penitencias. No las vamos a describir todas aquí
porque muchas de ellas no son para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo
primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de
aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas
del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será
enaltecido". Una segunda
penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos.
Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era
perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los
días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y
aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar
la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por
amor a Dios. Dormía sobre duras tablas,
con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de
cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le
pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel que todo
esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.
Los últimos años vivía continuamente en un ambiente de
oración mística, con la mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración
y sus sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores,
y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima
había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa. Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta
de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el
porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré
para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo". Y así sucedió. El
24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la
alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31
años.
Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que
invocaban la intercesión de Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la
proclamó Patrona de América Latina.-
Rosa de Lima: la más bella rosa que ha
producido nuestro continente: no dejes un solo día de rezar a tu gran amigo
Jesucristo, por este continente americano tan supremamente necesitado de las
bendiciones de Dios
HIMNO.
Cuando, Señor, en quieta
lontananza Se encienden los fulgores de este día, No dejes avivar nuestra
esperanza, Atiende al corazón que en ti confía.
Van a pasar por manos laboriosas Los granos de un rosario de
ilusiones, Acógelas, Señor, que son hermosas, Amor y don de nuestros
corazones.
Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa, Vivir para el Señor,
para el Amado, Fue el ansia de tu amor, gracia divina, LLevada de su fuerza y
de su mano.
No olvides los que vamos de camino Siguiendo en el desierto
tus pisadas, Aboga ante el Señor favor divino, Seguir como seguiste sus
llamadas.
Proclamen nuestros labios la grandeza Del Padre que en el
Hijo nos dio gozo, Y, siendo nuestra herencia la pobreza, Nos colma de su amor
el Fuego Santo. Amén
ORACIÓN.
Dios nuestro, que impulsaste a Santa Rosa de Lima a
apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse sólo a ti, en la
austeridad y en la penitencia, concédenos, por su intercesión, que sepamos
seguir, en éste mundo, el camino que conduce a la verdadera vida, para que
lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
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