sábado, 22 de mayo de 2010

“NO HE VENIDO A SER SERVIDO, SINO A SERVIR”

CARTA PASTORAL

Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar




Mis queridos diocesanos:

1. Alentados por el Espíritu

La solemnidad de Pentecostés nos invita todos los años a dar gracias a Dios Padre, que nos envía su Espíritu Santo. Él hace brotar la comunión de los creyentes con Dios y entre sí en la Iglesia, haciéndola evangelizadora de todos los hombres y germen e instrumento del Reino de Dios. En esta fiesta celebramos el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Vosotros, los seglares, estáis peculiarmente llamados por Dios a tratar de establecer el Reino de Dios, viviendo en la comunión eclesial e inspirando cristianamente la vida familiar y social.

2. Año Sacerdotal

Este año, la celebración de este Día cobra una importancia especial, pues estamos llevando a cabo en la Diócesis el objetivo prioritario pastoral: “Hacia una Parroquia misionera y evangelizadora”. Mientras que también el Papa Benedicto XVI ha coronado el Año Sacerdotal, con el que pretende impulsar la renovación espiritual de los presbíteros, ayudándolos a poner el extraordinario don recibido de Dios al servicio de la Iglesia y de la sociedad.

3. La fuente de la aldea

La parroquia es el lugar en donde el laico vive inmerso en la vida cotidiana, en su trabajo y en su familia. En la parroquia el laico se encuentra con otros más próximos, con personas y preocupaciones conocidas con quienes, quizás, no necesita hablar mucho, pero con quienes se siente en comunión. La parroquia como señaló hermosamente el Beato Papa Juan XIII, es “la fuente de la aldea” , la casa abierta a la que todos acuden para calmar la sed, y ella ha sido el lugar de encuentro de muchos laicos a lo largo de este año.


4. “No he venido a ser servido, sino a servir”

El lema elegido este año, reza así: “No he venido a ser servido, sino a servir”. Este lema nos invita a tomar conciencia del sacerdocio común y del ordenado. “Tanto los presbíteros como los fieles laicos formamos parte de un mismo cuerpo, de la única Iglesia de Jesucristo. Esta pertenencia eclesial, que es gracia y don de Dios, nos plantea un conjunto de exigencias que debemos tener muy presentes en la vivencia de nuestras respectivas vocaciones” (Mensaje de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, 2010).

Considero que celebrar en la fiesta de Pentecostés el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, en el marco del Año Sacerdotal, es una invitación muy oportuna a reflexionar acerca de la profunda unión y complementariedad que existe entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial y sus exigencias, a fin de que asumamos con gozo cada uno la vocación a la santidad y para que demos pasos decisivos en la corresponsabilidad y la misión evangelizadora de la Iglesia.

5. Corresponsabilidad de los fieles cristianos laicos

El Papa Benedicto XVI, en la misma carta, indicaba la profunda vinculación existente entre el sacerdocio ministerial de los presbíteros y el sacerdocio común de los fieles cristianos laicos.

En este sentido el Concilio Vaticano II recomienda a los presbíteros que para promover la corresponsabilidad de los laicos deben tener presente que “con todos los que han nacido de nuevo en la fuente bautismal, son hermanos entre sus hermanos, puesto que son miembros de un mismo Cuerpo de Cristo que todos tienen que construir. Los presbíteros, por tanto, han de presidir de tal manera que, sin buscar sus propios intereses, sino los de Cristo, colaboren con los laicos y se porten en medio de ellos a ejemplo del Maestro, que entre los hombres “no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28). Reconozcan y promuevan sinceramente los presbíteros la dignidad de los seglares y la suya propia y el papel que desempeñan los seglares en la misión de la Iglesia. Deben escuchar de buena gana a los laicos, teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, para poder junto con ellos reconocer los signos de los tiempos (...) Además, confiando en los laicos, han de encomendarles tareas al servicio de la Iglesia, dejándoles libertad y margen de acción, incluso invitándolos oportunamente a que emprendan actividades también por propia iniciativa” (Concilio Vaticano II, Decreto “Presbyterorum ordinis”, n. 9).



6. Acompañamiento y compromiso apostólico

“En una sociedad crecientemente secularizada, pluralista, individualista, fragmentada y conflictiva... las asociaciones, pequeñas comunidades eclesiales y los movimientos apostólicos deben facilitar a sus miembros y ofrecer a todos la ayuda y medios necesarios para: - personalizar la fe y vivirla evangélicamente; - seguir un proceso de formación permanente; - celebrar comunitariamente la fe; - encontrar un ámbito eclesial de discernimiento comunitario; - asumir las responsabilidades personales y ser fieles en los compromisos adquiridos en la comunidad eclesial y en la vida pública; - constituir el sujeto social necesario para una presencia pública significativa y eficaz” (CEE, “Cristianos laicos, Iglesia en el mundo”, n. 97).

7. Mirada agradecida

Mi mirada agradecida se dirige, en primer lugar, hacia el Apostolado Seglar y la Acción Católica, que dio frutos abundantes en nuestra Diócesis, y está llamada a continuar dándolos, hacia las numerosas asociaciones, que hacen presentes en los diversos campos de la vida social, y miro también con esperanza a los nuevos movimientos que están apareciendo en la Iglesia, en respuesta a las nuevas necesidades de nuestro tiempo. Deseo recordar que toda asociación y movimiento encontrará siempre un criterio válido de autenticidad en su capacidad de integrarse
orgánicamente en la Diócesis para contribuir a edificar la Iglesia de Cristo.

8. Oración apostólica

Con ocasión de esta celebración, agradezco a los presbíteros, a los cristianos laicos y a las asociaciones y movimientos apostólicos vuestro testimonio creyente y vuestra inquietud misionera.

Os invito, pues, a orar a Dios Padre para que su Espíritu nos asista, y a que pongamos nuestros ojos en Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y nuestra esperanza, confianza y mirada en la Santísima Virgen María, modelo de Madre de los creyentes y Estrella de la Evangelización.

Reza por vosotros, os quiere y bendice,



+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta
Cádiz, 17 de mayo de 2010.

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