INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
INTRODUCCIÓN
Hoy, al caer en domingo el 15 de agosto, la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, nuestra eucaristía dominical se dedica a Nuestra Señora y no al contenido del Domingo XX del Tiempo Ordinario.
El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Virgen María El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.
ORACIÓN-MEDITACIÓN:
GRATITUD POR TODO LO RECIBIDO HOY
1.-Sólo recibimos con gratitud aquello de lo que tenemos conciencia y lo recibimos dándonos cuenta de ello.
2.-Vamos a volver a vivir el día de hoy. Desde que me desperté... Vamos a ir recordando cada momento vivido. Y vamos a dar gracias al Señor por cada regalo recibido (con una palabra, con una sonrisa, con una mirada, o con un sentimiento de gratitud...) ¡
3.-Por ejemplo, vamos a recordar:
Me desperté: “Gracias por despertarme...”
Abrí los ojos: “Gracias por abrir los ojos...”
Me incorporé: “Gracias por incorporarme...”
Me puse a andar: “Gracias por andar...”
Me lavo la cara: “Gracias por el agua...”
4.-Permanece en esta actitud unos minutos tratando de recordar hasta los detalles más pequeños con que Dios te ha regalado hoy desde que te despertaste hasta este momento.
5.-Terminamos este ejercicio de relajación haciendo una oración silenciosa alabando y dando gracias al Señor por todo lo recibido hoy.
MONICIÓN AL EVANGELIO
El Evangelio de Lucas nos muestra la Visitación de la Virgen a su prima Isabel y nos permite escuchar la oración de María: el Magnificat. Todo el texto es bellísimo y lleno de mensajes. Maria acude presurosa a visitar a su prima Isabel y ahí aparece la acción del Espíritu Santo que inunda la escena. Escuchemos con gozo.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
(1, 39, 56)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
--¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo:
--Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia --como lo había prometido a nuestros padres-- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a sucasa.
REFLEXIÓN
El canto del Magnificat es el espejo del alma de María.
Y en el alma lleva grabadas la ternura y la compasión de Dios hacia los más pobres.
La alegría la encontramos en lo más profundo del manantial, donde Dios es Dios. María se abre al misterio de Dios y es tanta la alegría que siente al ver cómo es Dios que no puede hacer otra cosa que cantar con júbilo.
Su canción es una gran noticia para toda persona.
La canción es como un resplandor de profecía para el mundo.
Dios toca las heridas y las sana.
A María Dios la ha mirado en su pequeñez, ha tocado y besado su pobreza.
En ella se anuncia la buena nueva del Evangelio, se adelantan las bienaventuranzas de Jesús.
La Asunción de María es el grito esperanzado de todos los creyentes.
Con María, llegó al Hogar de la Trinidad nuestra humanidad, nuestro mundo.
PRECES
*Al caer la tarde tú Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
- acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
*Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
*Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
*Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
*Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
*Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
*Altísimo Señor, te encomendamos muy especialmente al padre Andrés y a nuestro nuevo párroco,
- Para que sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus próximas misiones.
*Padre te pedimos por los frutos pastorales y espirituales de los distintos Encuentros Diocesanos de la Juventud,
-para que bajo la protección de Sta. María de La Palma sea un semillero de nuevas vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y laical.
Señor, te pedimos por los enfermos y sus familiares,
-para que encuentren en esa enfermedad el camino que les acerca a Cristo, salud y vida; y pronto se vean librados del mal que les aqueja.
¡SUBES AL CIELO, VIRGEN MARIA!
Por tu obediencia y por tu fe
Por tu gracia y tu ternura
Por tu alegría y tu disponibilidad
Por tu amor y tu entrega
Por tu pobreza y tu sencillez
Por tu apertura y tu valentía
Por tu fuerza y tu constancia
Por tu pureza y tu virginidad
Por tu oración y tu esclavitud
Por tu confianza y tus pruebas
Por tu fidelidad y tus alabanzas
Por tu transparencia y tu sonrisa
Por tu maternidad y tu acogida
Por tu belleza interior y tu corazón
Por tus miras al cielo
Por tu escucha de la Palabra
Por tu meditación de los misterios
Por tus caminos sembrados de Dios
Por tus manos llenas de caricias a Jesús
Por tu alma traspasada por el Espíritu
Por tus ojos iluminados por la Gracia
Por tu cuerpo, templo del mismo Dios.
AVE MARIA Y GLORIA
Fuentes:
Ana navarro
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San Garcia Abad.
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