Diocleciano ha asociado a su Imperio a
Maximiano Hércules. Ambos son acérrimos enemigos del nombre cristiano y
decretaron la más terrible de las persecuciones. En las Galias se
produce una rebelión y Maximiano acude a sofocarla. Entre sus tropas se
encuentra la legión Tebea procedente de Egipto y compuesta por
cristianos.
Su jefe es Mauricio que antes de
incorporarse a su destino ha visitado en Roma al papa Marcelo. En los
Alpes suizos, antes de introducirse por los desfiladeros, Maximiano
ordena un sacrificio a los dioses para impetrar su protección en la
campaña emprendida. Los componentes de la legión Tebea rehusan
sacrificar, se apartan del resto del ejército y van a acampar a Agauna,
entre las montañas y el Ródano, no lejos del lado oriental del lago
Leman. Maximiano, al conocer el motivo de la deserción, manda diezmar a
los legionarios rebeldes, pasándolos a espada.
Los sobrevivientes se reafirman en su
decisión y se animan a sufrir todos los tormentos antes que renegar de
la verdadera religión. Viendo el emperador su inflexibilidad, da
órdenes a su ejército para eliminar a la legión de Tebea que se deja
degollar como mansos corderos. En el campo corren arroyos de sangre como
nunca se vió en las más cruentas batallas. Sólo conocemos el nombre
de cuatro mártires, los otros nombres Dios los conoce. Según San Euquero
la legión estaba formada por 6.600 soldados.
El culto de San Mauricio proliferó en toda
la Europa de la Edad Media, y por largos siglos St-Maurice atrajo
peregrinos de muchos países. San Mauricio fue canonizado en 962 por el
papa Juan XII.
SAN MAURICIO nos enseña la importancia de tener claridad en la preferencia de nuestros valores.
SAN MAURICIO nos enseña la importancia de tener claridad en la preferencia de nuestros valores.
Oración.
Dios todopoderoso y eterno, que diste a
los santos mártires San Mauricio y compañeros la valentía de aceptar la
muerte por el nombre de Cristo: concede también tu fuerza a nuestra
debilidad para que, a ejemplo de aquellos que no dudaron en morir por
ti, nosotros sepamos también ser fuertes, confesando tu nombre con
nuestras vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.
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