INTRODUCCIÓN.
Han muerto la corrupción y la iniquidad; el hombre recto de corazón triunfa por su fe porque ha encontrado gracia... Entonces el justo (Gn 6,9) ofrece al Señor un sacrificio sin mancha...; el Creador respira el perfume de olor agradable y... declara: «Nunca más un diluvio caerá sobre el universo, aunque los hombres lleven una mala conducta. Hoy hago con ellos un pacto irrevocable. Pondré mi arco sobre todos los habitantes de la tierra para que les sirva de señal y me invoquen de esta manera: «Por el amor que nos tienes, salva a todos los hombres de la cólera, redentor del universo».
ALABANZAS AL SANTÍSIMO
Haz sobre tu cuerpo la señal de la Trinidad. Tu fragilidad, experimentada tantas veces, es capaz de recibir la visita del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. “Esta intimidad con Él en lo interior ha sido el hermoso sol que ha iluminado mi vida convirtiéndola en un cielo anticipado. Y eso es lo que me sostiene hoy en medio de los sufrimientos. No tengo miedo a mi debilidad… porque el Dios fuerte está en mí” (Beata Isabel de la Trinidad).
En tu nombre, Padre, que me fortaleces.
En tu nombre, Jesús, que me acompañas en el camino.
En tu nombre, Espíritu Santo, que haces brotar en mí un cántico de amor.
Recorre situaciones que te angustian. Piensa en lo que hace que la vida de los pueblos sea una noche de desesperanza. Colócate en medio como un centinela que aguarda la venida del Señor, como quien espera una presencia, con el silencioso deseo de una comunión.
Cuando la turbación se apodera de mí, te espero, Señor.
Cuando experimento el miedo, me refugio en Ti, Señor, confío en Ti.
Cuando la tristeza recorre la tierra, anhelamos tu venida, Señor .
Porque Tú vienes, Señor, tenemos las vidas levantadas.
Mira a Jesús, que viene señalando el sendero de la vida, ensanchando el espacio de nuestra tienda, llenando nuestro corazón de alegría.
Tú vienes, Jesús, y quitas el pecado.
Con Jesús, puedes acompañar a personas que no saben cómo salir de sus noches, que están a punto de perder la fe en la justicia. Hay mucha dignidad escondida que espera salir a la luz.
MONICION AL EVANGELIO.
“Carpe diem” era ya una máxima de la sabiduría latina. Significa algo así como “aprovecha el día, aprovecha el momento presente”. Como todas las sentencias de ese tipo, es ambigua en su significado. Hay que lo puede interpretar en el sentido de que hay que divertirse lo más posible. Otros lo leerán en el sentido de que hay que ser responsables y no dejar pasar el tiempo en vano. En suma, cada uno lo entenderá desde lo que entiende que lo valioso en la vida, lo que vale la pena hacer, aquello por lo que vale la pena vivir.
En el Evangelio de hoy resuena ese “carpe diem”. Hay que aprovechar el tiempo, hay que vivir porque no sabemos ni el día ni la hora en que nuestra historia se terminará. Se podrá pensar que Jesús se refiere a una especie de cataclismo final que suponga el fin de este mundo. Es posible que así lo imaginase Jesús que, al fin y al cabo, era hijo de su tiempo. Pero lo que no nos cabe duda es que lo podemos aplicar a nuestra muerte, a nuestro final.
Ninguno sabemos con exactitud cuando nos va a llegar, cuando el movimiento rectilíneo, pasado-presente-futuro, en que nos movemos va a cortarse, a interrumpirse. Es más, si nos fijamos, nos daremos cuenta de que lo único que tenemos es el presente. El futuro todavía no es. Y el pasado lo llevamos con nosotros como una acumulación de hechos y experiencias que nos han ido conformando en lo que somos. Pero nuestra libertad, nuestra capacidad de disfrutar, de gozar, de tomar decisiones, de amar, de comprometernos, eso no se da más que en el presente.
No podemos dejar de vivir el presente que tenemos. Es nuestra oportunidad para ser felices, para amar, para construir el Reino. “El que pretenda guardarse su vida la perderá,” dice Jesús. Y es verdad. Jesús nos hace comprender que la única forma valiosa de vivir, el único “carpe diem” que nos hace verdaderamente felices, es compartir lo que tenemos y lo que somos, integrarnos en la familia humana, que es la familia de Dios, sentirnos hijos y hermanos. Eso es lo único que vale la pena. Lo demás es perder el tiempo miserablemente.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,26-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
Palabra del Señor
REFLEXION AL EVANGELIO.
Hoy se nos recuerdan tres hechos significativos: El Diluvio universal en tiempo de Noé, la destrucción de Sodoma en tiempo de Lot y la ruina de Jerusalén después de Jesús. Es la historia de siempre. Tenemos que trascender las realidades de cada dia sabiendo que nos muestran signos evidentes de nuestra fragilidad, sabiendo que nuestro destino final es el cielo.
La vida no es una excursión divertida ni un juego superficial. Tenemos que ir más allá del sexo placentero, del gusto momentáneo, del negocio rentable o de la aventura divertida. Tenemos que barruntar el final con mirada inteligente y con fe convencida. Nada es definitivo por ahora. Hay que saber esperar el momento de la verdad, cuando nos presentemos ante Dios con el bagaje de nuestras obras.
Podemos ser felices en esta vida si sabemos asumir nuestras propias debilidades de una manera constructiva. Incluso podemos ser felices aun en medio de los sinsabores propios de nuestra fragilidad. Hemos sido tocados por la mano de Dios y comprados a un gran precio. Cristo murió en la cruz para salvarnos. Pero, necesita nuestra colaboración. Tenemos que presentarnos ante El, al final de nuestros días en este mundo, con la conciencia limpia.
PRECES
Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
- acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
Oh Cristo, que con tu sacrificio redentor purificas y elevas el amor humano,
- haz que los hogares cristianos sean cantera de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que todos los sacerdotes y en especial nuestro párroco el padre José Carlos, y los anteriores, Andrés el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus misiones.
Señor, te rogamos por todos nosotros.
- Para que no nos conformemos con agradarte en la eucaristía de cada domingo. Para que se note que te amamos, a través de nuestro compromiso cotidiano y coherencia con el Evangelio en toda opción concreta.
Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tú que eres uno en tres personas.
- Permanece en nuestra comunidad, y reúnenos en Cristo por el vínculo del Espíritu.
.* Te encomendamos Señor a los que sufren, los parados, los que no tienen hogar, los que están presos o viven bajo la opresión de la droga u otras esclavitudes,
-para que descubran en Ti una fuente inagotable de Paz donde poder aplacar sus dolencias
*Señor Jesús, Tú que nos enseñas que hemos de trabajar para la construcción de un mundo más justo, te rogamos por nosotros,
-para que perdones nuestra frecuente insolidaridad.
Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Señor, Tú te fijas en los pobre y humildes de este mundo. Ellos son tus predilectos. Que yo no busque crecer ni destacar, sino servir y compartir.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
Señor, Tú enalteces y encumbras a los que se hacen humildes y pequeños. Ellos serán grandes y reconocidos a lo largo de los años. Que mi grandeza sea agradarte en todo.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi.
Señor, Tú escoges a los sencillos de este mundo para llevar a cabo tu obra salvadora. Que yo sepa cooperar con humildad para dar a conocer tu mensaje.
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Señor, Tú eres el único santo.
Nosotros somos pecadores. Purifícanos de nuestras faltas y cantaremos eternamente tu misericordia.
El hace proezas con su brazo.
Señor, a lo largo de los años Tú has hecho maravillas en favor de la humanidad. Continúa ayudándonos para poder encontrar en nuestra vida la verdadera paz y felicidad.
Dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Señor, Tú estás al lado de los pobres y los humildes, de los que sufren y son marginados; quieres su salvación y liberación.
Ayúdanos a comprometernos para superar toda opresión y luchar por la justicia y la igualdad.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y su descendencia por los siglos.
Señor, a lo largo de los años Tú acompañaste a Israel y, fiel a tus promesas, le ayudaste y protegiste.
Sigue hoy animando a la Iglesia y a toda la humanidad, para que entre todos construyamos un mundo más humano y solidario, que cada día se parezca un poco más al soñado por Dios.
ORACIÓN FINAL:
ESPERARÉ
Esperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra.
Pero abonaré la espera con mis hojas secas.
Esperaré a que brote el manantial
y me dé agua
Pero despejaré mi cauce
de memorias enlodadas.
Esperaré a que apunte
la aurora y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de postraciones y sudarios
Esperaré a que llegue
lo que no sé y me sorprenda
Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado.
Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y vaciar la casa,
la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza.
AVE MARIA Y GLORIA
Fuentes:
Fernando Torres Pérez cmf
P. Gregorio Mateu
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San García Abad
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