viernes, 18 de junio de 2010
"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"
ALABANZAS AL SANTÍSIMO
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor
INTRODUCCIÓN
Jesús de Nazaret nos pregunta hoy –como ya hizo con sus apóstoles—que quién es Él para nosotros. Y es una pregunta que Él ha ido haciendo desde siglos y recibida en el corazón de millones de cristianos de todos los tiempos. La respuesta nos toca a nosotros y puede ser un buen momento, al responder, para preguntarnos lo que, verdaderamente, pesa Jesús en nuestras vidas.
ORACIÓN-MEDITACIÓN:
“Jesús estaba orando solo”
Para saber cómo orar hay que mirar a Jesús, hay que descubrir cómo vive, hay que asomarse a su corazón para descubrir lo que lleva dentro.
Jesús ora para vivir la vida nueva de entrega eucarística; animada siempre por el Espíritu.
La oración de Jesús está profundamente arraigada en su obra apostólica. Ora en los momentos decisivos de la implantación de su reino: en el bautismo, en el tabor, en el desierto, en la elección de los apóstoles, por la fidelidad de Pedro, la oración sacerdotal, la oración del huerto...
Contemplación:
* Deja que tu corazón se inunde de su presencia, se llene de su amor, se esponje con su ternura.
* Procura percibir hasta los detalles más pequeños con los que Dios te ha regalado hoy. Dale gracias. Gracias, Señor, por ti mismo Gracias, Señor, por tu presencia. Gracias, Señor, por tu amor.
* Recuerda Lo importante es querer estar con él, hacer presente al Amigo: Mira a quien te mira.... Busca a quien te busca. Estate con quien está contigo. Alégrate de estar con quien se alegra de estar contigo. Ama a quien te ama.
* Dile al Señor: “¡Oh tú que has puesto tu casa en lo más profundo de mi corazón, haz que yo permanezca en tu casa en lo más profundo de mi corazón!”
SOMOS Y DAMOS A LOS DEMÁS LO QUE LLEVAMOS DENTRO
MONICIÓN AL EVANGELIO
¿Quién ha dicho que creer sea cómodo? La lectura que vamos a escuchar nos habla precisamente de eso: comprometerse con Dios es saber que nos espera alguna prueba, alguna zancadilla o incomprensión. Pero es bueno saber que Dios se ocupa de nosotros, va por delante guiándonos en el camino de la vida. Escuchemos con atención.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 9, 18- 24
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:-¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:-Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Él les preguntó:-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: -El Mesías de Dios.
El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:-El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Y, dirigiéndose a todos, dijo:-El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
Palabra del Señor.
Ahora, llega el momento de cerrar los ojos, para dejarte amasar por la Palabra que hoy el Señor ha pronunciado en ti.
REFLEXIÓN:
Es la pregunta concreta, trascendental, personal y definitiva que Jesús
me dirige a mí.
Ya no se trata de saber cosas acerca de Él, sino de saber quién es Él.
¿Es Jesús para mí una doctrina o una Persona que vive, me interpela y da sentido a mi vida?
¿Es mi Camino, mi Verdad y mi Vida?
¿Ordeno mi vida mirándole a Él?
¿Son las Bienaventuranzas mi código de vida y de felicidad?
¿Quién digo que es Jesús?
¿A quién lo digo?
¿Cuándo?
¿Se nota que sigo a Jesús en mi forma de pensar, de sentir, de actuar?
¿Quién es Él realmente para mí, en todos los momentos
y en todas las circunstancias de mi vida?
PRECES
* Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna Por Cristo, con Él y en Él
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
* Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
* Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
* Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
* Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
* Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
* Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que nuestro párroco el padre Andrés y el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus actuales misiones
* Sagrado Corazón, te pedimos por nosotros. Por todos los cristianos.
- Para que no dejemos en las manos de nuestros sacerdotes la bonita labor de evangelizar. Para que nos tomemos más en serio nuestra fe.
* Señor, Dador de vida, te pedimos por los miembros enfermos de nuestra comunidad y de nuestras familias.
- Para que sientan siempre presente la fuerza de tu Espíritu y los levantes de su enfermedad.
ORACIÓN FINAL
¿Quién eres, Señor?
Cualquier día, en cualquier momento, a tiempo a destiempo, sin previo aviso lanzas tu pregunta,:
Y tú ¿quién dices que soy yo?
Y yo me quedo a medio camino entre lo correcto y lo que siento
porque no me atrevo a correr riesgos cuando tu me preguntas así.
¡Enséñame como tu sabes.
Llévame a tu ritmo por los caminos del Padre
y por esas sendas marginales que tanto te atraen.
Corrígeme, cánsame.
Y vuelve a explicarme tus proyectos y quereres,
y quién eres.
Cuando en tu vida toda encuentre el sentido
para los trozos de mi vida rota;
cuando en tu sufrimiento y en tu cruz
descubra el valor de todas las cruces;
cuando haga de tu causa mi causa,
cuando ya no busque salvarme
sino perderme en tus quereres.
Entonces, Jesús, vuelve a preguntarme:
¿Y tú quién dices que soy yo?.
AVE MARÍA Y GLORIA
Fuentes:
Ana Navarro
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San Garcia Abad.
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