Josemaría Escrivá de Balaguer,
nacido en Barbastro (Huesca) en 1902. Murió en Roma el 26 de junio de
1975. Hijo de José y de Dolores, que se habían casado en 1898 y que
tuvieron seis hijos.
Decidió hacerse sacerdote diocesano para estar
con plena disponibilidad al querer divino sólo intuido. Alternó los
estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza con los de Filosofía y
Teología en el seminario. Se ordenó sacerdote el 28 de marzo de 1925.
El 2 de octubre de 1928 fundó, en Madrid, el Opus Dei, que abre un
nuevo camino de santificación en medio del mundo a través del trabajo
profesional en el cumplimiento heroico de los deberes personales,
familiares y sociales.
La misión encomendada era colosal, sólo
limitada por la misma extensión del mundo y por sus millones de
habitantes. Aquello sólo era posible con una profunda vida interior;
hacía falta mucha oración y abundante mortificación. El desarrollo de
la labor que Dios quería que hiciera no tenía camino jurídico dentro
del organismo de la Iglesia. Era un proyecto universal eminentemente
laical, y hasta entonces el derecho eclesiástico se limitaba en lo
universal a la regulación de las familias clericales o de
religiosos. Desarrolló una prodigiosa actividad , por más de cuarenta
años, en medio de numerosas dificultades de todo tipo, donde no
faltaron incomprensiones y calumnias; sufrió el recelo de personas .
Su enamoramiento de Jesucristo en la Eucaristía, la filial devoción a la
Virgen santísima y a san José, y la complicidad de los Ángeles hicieron
posible que llevara con fe, alegría y buen humor esta «persecución de
los buenos» como él la llamó.
La Prelatura del Opus Dei está extendida
por los cinco continentes y cientos de miles de fieles acuden a la
intercesión de San Josemaría, que dejó, además de sus libros La Abadesa
de las Huelgas (estudio histórico-jurídico), Camino, Surco, Forja,
Amigos de Dios, Es Cristo que pasa y numerosas Cartas, un millar de
hijos suyos sacerdotes a su muerte, y... ¿sabes?, le gustaba bendecir
las guitarras de los jóvenes.
El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II
beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer. Lo proclama santo diez años
después, el 6 de octubre de 2002, en la plaza de San Pedro, en Roma,
ante una gran multitud. «Siguiendo sus huellas», dijo en esa ocasión el Papa en su homilía, «difundid
en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la
conciencia de que todos estamos llamados a la santidad».
Oremos
Señor Dios todopoderoso, que de
entre tus fieles elegiste a San Josemaría Escrivá Balaguer, para que
manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su
ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que
logremos así alcanzar un día, juntos con nuestros hermanos, la gloria de
tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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