INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra.
¡Oh, Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMÉN.
INTRODUCCIÓN
Sobre el Monte Tabor tres apóstoles –Pedro, Juan y Santiago—ven atónitos como la eternidad se abre ante ellos. El Maestro se transfigura con luz propia mientras que Moisés y Elías hablan del drama de Jerusalén. Jesús de Nazaret quiere dar fuerza a sus discípulos para aguanten con entereza lo que se viene encima: su Pasión y Muerte. Pero los apóstoles olvidarán la escena del Tabor y se convertirían en fugitivos aterrorizados por el miedo. Sería, después, tras la Resurrección, cuando encontraron sentido a tan sublime episodio. Y eso, siempre, nos pasa a nosotros. Olvidamos lo que la Palabra nos revela y ante cualquier problema huimos cobardemente. Es la condición humana…
MONICIÓN AL EVANGELIO
Vamos a escuchar el prodigioso relato de San Lucas sobre la Transfiguración. Es un fragmento muy bello y lleno de simbolismos. Jesús quiere mostrar a sus apóstoles –a tres de ellos—su gloria. Y lo hace poco antes de que la Pasión se inicie. Quiere darles vigor para el tiempo de tribulación. Pero ellos no lo entendieron hasta mucho después. ¡Ojala nosotros seamos capaces de comprender los signos que el Señor nos muestra en la vida cotidiana!
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 9, 28b-38
"En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube.
Una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto".
Palabra del Señor
ORACIÓN-MEDITACIÓN:
Sacada del libro “Os daré un corazón nuevo” del P. Lázaro Albar Marín Director Secretariado Diocesano Grupos de Oración de Cádiz y Ceuta.
El encuentro con Jesús transfigurado.
Sumergirse en la experiencia de Dios es tocar el misterio de lo divino. No hay mayor felicidad que la experiencia de Dios. Tú puedes alcanzar a través de la contemplación momentos maravillosos donde el corazón se transfigura.
Piensa por unos momentos que tú eres uno de los íntimos de Jesús. ¿Cómo es tu intimidad con Dios? La vida eterna es la vida de intimidad con Dios eternamente.
Si quieres conocer el misterio de Dios has de comenzar una vida de profunda intimidad con Él. Esta intimidad brota cuando el ser humano tiene sed de Dios y lo busca incesantemente. Has subido al monte de la oración, al lugar de la intimidad.
Dios conoce tu intimidad, nada permanece oculto a sus ojos.
“Señor tú conoces mi verdad, tu conoces mis deseos, llévame a la intimidad contigo donde el amor es uno y el silencio es palabra de amor”.
Contempla a Jesús.
Contempla el rostro de Jesús ¿Cómo te mira? Su mirada te penetra. Es una mirada luminosa que viene a dar a luz a tu espíritu.
Jesús es la luz del mundo, todas tus tinieblas pueden convertirse en luz. ¿Cuáles son tus tinieblas, tus oscuridades? Si te acercas a la luz tu noche se convertirá en un día luminoso ¿Crees que todas tus tinieblas pueden disiparse por la luz de Cristo? Si tienes fe puedes ver su rostro transfigurado y su vestido de un blanco fulgurante.
Cuando él vive en ti tu rostro es el de Jesús y tu vestido se vuelve blanco, es la pureza de una vida en Dios. ¿Por qué has de vivir una vida de rutina, de monotonía, de mediocridad y de oscuridad? Tú has sido llamado a la plenitud de la vida divina.
Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria. A veces la vida cansa, pero has de estar despierto. El cristiano que ora está despierto, es consciente de la realidad que vive.
A veces vives, pero no vives, estás muerto. Si no tienes a Dios, si no te dejas guiar por Dios. Si no te dejas guiar por las alas del Espíritu de Dios es que estas muerto. ¿No sientes, a veces que te falta la vida, que te falta ilusión y alegría? Has de tomar una decisión: ser libre para despertar a una vida con Dios.
Tú Cristo de la luz,
ven a disipar mis tinieblas,
ven a despertarme de este profundo sueño,
ven a levantarme de todo lo que es muerte,
que tu luz nos haga ver la luz.
Busco tu rostro iluminado,
transfigurado,
busco la alegría de Dios,
busco el amor que no tiene límites,
te busco a ti, Jesús,
tú que puedes transfigurar mi corazón.
Maestro, bueno es estarnos aquí.
Que bien se está en la soledad con Dios, en el silencio lejos del bullicio y del ruido. Me siento iluminado por quien es la fuente de la luz y del amor. Las corrientes de agua viva vienen a mí ser. La paz, el perdón, la alegría, el cariño, la amistad viven en mí. Es Jesús que ha transfigurado mi corazón.
Pero cuando mejor estés puede venir la tentación de olvidarte del mundo, de los hermanos, y puedes tener el deseo de permanecer ahí. Es tanto lo que recibimos en la oración que no puede permanecer en nosotros. El amor arde y ese fuego de amor hay que llevarlo a los hermanos.”Lo que has recibido gratis has de darlo gratis”
Y al entrar en la nube se llenaron de temor. Si tienes a Dios dentro de ti ¿qué has de temer?”No temas, yo estoy contigo” es la voz que escuchas dentro de ti. Ante la misión no vas solo. Él está contigo, él te acompaña.
“Éste es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle”
Aquí estoy ante ti, Jesús,
aquí estoy postrado ante ti.
Habla, Señor que tu siervo escucha.
Háblame, Señor, al corazón,
que tu palabra cale en lo hondo de mi ser,
que tu palabra sea mi palabra.
Aquí estoy, Jesús,
para contemplarte transfigurado,
resplandeciente como el sol,
que tu luz sea mi luz
que tu amor sea mi amor,
Aquí estoy Jesús,
iluminado por ti para llevar la noticia:
“Dios es amor, déjate iluminar por él,
déjate abrazar por él.
Dios es la vida en plenitud.”
PRECES
Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
Señor Jesús, que en tu peregrinar por los caminos de Palestina, has elegido y llamado a tus apóstoles para que sean pescadores de hombres,
- haz que en todas las actividades de la Pastoral juvenil y vocacional de nuestra Diócesis sean numerosos los frutos que se recojan para mayor gloria de tu Nombre.
Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que todos los sacerdotes y en especial nuestro párroco el padre Andrés y el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus misiones.
Padre, en este día que hemos contemplado tu Gloria,
- haz que este acontecimiento nos llene de esperanza y nos sostenga en los momentos de dificultad.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
AVE MARÍA Y GLORIA
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