jueves, 4 de febrero de 2010
ORACIÓN COMUNITARIA SAN GARCÍA ABAD, Viernes 5 de Febrero
CANTO
ALABANZAS AL SANTÍSIMO
INVOCACIÓN AL ESPIRÍTU SANTO
INTRODUCCIÓN
En las lecturas anteriores, Lucas nos ha dado un cuadro de los que escuchaban y veían a Jesús y de su reacción ante el mensaje. Hoy en el relato de la “pesca milagrosa”, nos descubre una faceta de la predicación del Señor: su finalidad. Claramente les dice a estos primeros discípulos, que los llama para ser “pescadores de hombres”. En el terreno que consideramos, tu y yo, propio y personal, ese en el que el trabajo de cada día se lleva a cabo con entrega y esfuerzo, llega el Señor, y nos pide algo que parece sencillo y es trascendente: “Préstame tu barca y, aunque no entiendas, haz lo que te digo, confía en mi palabra”.
CANTO
ORACIÓN –CONTEMPLACIÓN: El Gloria meditado.
La oración del Gloria tiene un particular sabor a cielo. Es como introducirnos en la intimidad de Dios, saltando de nuestro corazón al suyo, con un canto alegre y vibrante. Es una invitación, en toda regla, a dejarnos llenar de gozo en un Dios que descubrimos como ser personal, uno en esencia y trino en personas.
Con el gloria hacemos eco a los ángeles que desde la eternidad y para la eternidad santifican y glorifican a Dios. Todas las criaturas están llamadas a eso: a glorificar a Dios. Cada una de ellas, siendo lo que es, canta a su creador. Es una invitación que les hace el Todopoderoso:
“criaturas del Señor, bendecid al Señor”.
Es como un rumor que pone música al coro de los ángeles. Pero el hombre tiene que interpretar también la partitura escrita por Dios uno y trino, para hacer que esa sinfonía se eleve de la tierra al cielo.
Toda la creación está expectante, como dice San Pablo, esperando la plena manifestación de los hijos de Dios. El hombre, descubriendo quién es, y siendo quien está llamado a ser, glorifica a Dios..
¡Bendito seas, Dios, Padre de Cristo, Jesús, nuestro Señor!
Tú nos bendijiste desde el cielo, en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales.
¿Qué podemos hacer sino quedarnos con la boca abierta ante Dios?
El Gloria es eso: una oración corta y sencilla, pero clara y contundente. Es la oración de un corazón que se eleva al cielo y se abre en confidencia a Dios reconociéndole tal y como es.
Todo se hace alabanza a la Santísima Trinidad:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
CANTO
MONICIÓN AL EVANGELIO
La lectura del Evangelio de San Lucas nos refiere una pesca milagrosa. Pedro se confiesa pecador. En cambio el Señor llama a Pedro y a sus amigos para hacerlos pescadores de hombres. No importa lo que haya sido nuestra vida pasada, el Señor perdona y olvida. Pero exige una conversión auténtica. Nos quiere ahora santos a su servicio.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar."Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes."
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador."
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres."
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor
CANTO
PRECES
Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
Señor Jesús, que en tu peregrinar por los caminos de Palestina, has elegido y llamado a tus apóstoles para que sean pescadores de hombres,
- haz que en todas las actividades de la Pastoral juvenil y vocacional de nuestra Diócesis sean numerosos los frutos que se recojan para mayor gloria de tu Nombre.
Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que todos los sacerdotes y en especial nuestro párroco el padre Andrés y el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus misiones.
Echa las redes
Desde que Tú te fuiste
no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos
echando inútilmente
las redes de la vida,
y entre sus mallas
sólo pescamos el vacío.
Vamos quemando horas
y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra
cubierta de cemento.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?
Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
«Echa la red a tu derecha,
atrévete de nuevo a confiar,
abre tu alma,
saca del viejo cofre
las nuevas ilusiones,
dale cuerda al corazón,
levántate y camina».
Y lo hacemos sólo por darte gusto.
Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el gozo
y es tanto el peso de amor
que recogemos
que la red se nos rompe cargada
de ciento cincuenta esperanzas.
¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,
camina sobre el agua
de nuestra indiferencia,
devuélvenos, Señor, a tu alegría
AVE MARIA Y GLORIA.
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