“Alabanzas sean dadas a Dios y valiente para
proclamar su fe”
San Judas Tadeo es uno de los
santos más populares, a causa de los numerosos favores celestiales que consigue
a sus devotos que le rezan con fe. En Alemania, Italia, América y muchos sitios
más, tiene numerosos devotos que consiguen por su intercesión admirables ayudas
de Dios, especialmente en cuanto a conseguir empleo, casa u otros beneficios
más.
Santa Brígida cuenta en sus
Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir
ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.
Judas es una palabra hebrea que
significa: "alabanzas sean dadas a Dios".
Tadeo quiere decir: "valiente
para proclamar su fe".
Simón significa: "Dios ha
oído mi súplica". A San Simón y San Judas Tadeo se les celebra la fiesta
en un mismo día, el 28 de octubre, porque según una antigua tradición los dos
iban siempre juntos predicando la Palabra de Dios por todas partes.
San Judas Tadeo estaba íntimamente
relacionado con nuestro Señor por su parentesco con San Joaquín y Santa Ana,
padres de la Santísima Virgen. Sobrino nieto de estos dos santos, es a la vez
sobrino de María y José, de donde resulta ser primo de nuestro Señor
Jesucristo.
San Judas es hermano del Apóstol
Santiago el Menor. Tenía otros dos hermanos a quienes llama el Evangelio
"hermanos" de Jesús. Cuando nuestro Señor regresó de Judea a Nazaret,
comenzó a enseñar en la sinagoga. Las gentes que le oían estaban asombradas y
decían: "¿ De dónde le ha llegado tanta sabiduría y ese poder de hacer
milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus
hermanos Santiago, José, Simón y Judas?" (Mt 13,54).
La palabra "hermanos" en
hebreo comúnmente significa un pariente próximo. El padre de San Judas era
Cleofás. El nombre de su madre era María, que era pariente próxima de la Virgen
Santísima. Ella también permaneció junto a la Cruz cuando murió nuestro Señor
Jesucristo. "Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana
de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19,25).
Durante su adolescencia y
juventud, Judas fué compañero de Jesús. Cuando Jesús comenzó su vida pública,
Judas dejó todo por seguirle. A San Judas se le llama Tadeo para diferenciarlo
de Judas Iscariote que fue el que vendió a Jesús. En la noche de la Última Cena
le preguntó a Jesús: "¿Por qué revelas tus secretos a nosotros y no al
mundo?". Jesús le respondió que esto se debía a que ellos lo amaban a Él y
cumplían sus mandatos y que a quien lo ama y obedece, vienen el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo y forman habitación en su alma (Jn. 14, 22).
Como Apóstol, trabajó con gran
celo por la conversión de los paganos. Fue misionero por toda la Mesopotamia
durante diez años. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los Apóstoles.
Después se unió a Simón en Libia, donde los dos Apóstoles predicaron el
Evangelio a los habitantes de aquel país.
Refiere la tradición que San Judas
y San Simón sufrieron martirio en Suanis, ciudad de Persia, donde habían
trabajado como misioneros. A San Judas le dieron muerte con una cachiporra. Por
eso se le representa con una porra sobre la cabeza. Luego, le cortaron la
cabeza con un hacha. Trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran ahora
en la Basílica de San Pedro.
San Judas es conocido
principalmente como autor de la Carta de su nombre en el Nuevo Testamento.
Carta probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al
65. En ella, San Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y
pone en guardia a los cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas.
Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los
criterios mundanos, la lujuria y "a quienes por interés adulan a la
gente". Anima a los cristianos a permanecer firmes en la fe y les anuncia
que surgirán falsos maestros, que se burlarán de la Religión, a quienes Dios,
en cambio, les tiene reservada la condenación.
A la soberbia de los malos
contrapone la humilde lealtad del Arcángel San Miguel. Anima a los cristianos a
levantar un edificio espiritual llevando una vida fundada en la fe, el amor a
Dios, la esperanza y la oración. Alienta la práctica del amor al prójimo;
exhorta a los cristianos a que sean pacientes y con sus vidas virtuosas
conviertan a los herejes.
San Judas concluye su carta con
una oración de alabanza a Dios por la Encarnación, pues por ella Jesucristo,
Palabra eterna de Dios, tomó sobre sí nuestra naturaleza humana para
redimirnos.
Oración
a San Judas Tadeo
¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la
Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles
y desesperados. Ruega por mí, estoy solo y sin ayuda.
Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha
concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda
esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir
consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y
sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición), y para que pueda alabar
a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.
Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca
olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y
poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu
devoción. Amén.
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