lunes, 10 de octubre de 2011
Hoy es... Santa Maria Soledad Torres Acosta , virgen y fundadora!!
Esta es la santa fundadora de las hermanas Siervas de María, Ministras de los enfermos, que tienen 126 casas en el mundo con 2,380 religiosas.
Nació en 1826 en Madrid (España), hija de modestos comerciantes que la instruyeron muy bien en la religión.Estudió con las hermanas Vicentinas y al ver la dedicación total de estas religiosas a los más pobres, se entusiasmó por la vida religiosa. Pero era muy débil de salud y no fue admitida en la comunidad. Solamente a la edad de 25 años logrará cumplir su anhelo de ser religiosa.
El párroco de un barrio pobre de Madrid se entristecía al ver que muchos enfermos morían en el más completo abandono y sin recibir los santos sacramentos. Y pensó en reunir a un grupo de mujeres piadosas que visitaran a los enfermos en sus domicilios y les ayudaran a bien morir.
Al enterarse Soledad Torres de este deseo del párroco se presentó a él para ofrecerse a ayudarle en tan caritativa misión. Ella desde niña había asistido a varios moribundos y sentía un gusto especial por asistir a enfermos y moribundos. Era una gracia que le había concedido el Espíritu Santo. Aunque el sacerdote le rechazó en una primera entrevista porque le parecía muy débil y enfermiza para esas labores, después se dio cuenta de que era un alma de Dios y con ella y seis compañeras más, fundó el 15 de agosto de 1851, la comunidad de Siervas de María o Ministros de los enfermos.
La novedad de esta comunidad era que ellas debían asistir a domicilio y totalmente gratis a los enfermos que lo solicitaran.
Por aquellos tiempos llegó a Europa la terrible epidemia del cólera y en los hospitales no cabían los enfermos. Muchos de ellos eran abandonados por sus familiares por temor al contagio. Fue entonces cuando María Soledad y sus religiosas se multiplicaron por todas partes para atender a los más abandonados.
El fundador de la comunidad se fue de misionero a lejanas tierras y el sucesor se dejó creer de cuentos y habladurías y destituyó a Soledad del cargo de superiora. Ella se alegró de poder asemejarse a Cristo en padecer incomprensiones y persecuciones. En sus visitas a Jesús Sacramentado obtenía fuerzas para sufrir con paciencia y por amor a Dios. Después se supo la verdad de todo y fue restablecida en su cargo, y bajo su dirección se extendió admirablemente su congregación.
El trabajo se multiplica, pero Dios envía sin cesar nuevas colaboradoras. Hay llamadas de todas partes. Los hogares visitados por la enfermedad quieren sentirse iluminados, consolados y fortalecidos por la presencia de las Siervas de María, portadoras de la dulzura, del consuelo, de la bondad, que les inculca sin cesar su Madre fundadora. Las fundaciones surgen con una rapidez prodigiosa: Santander, Almería, Ciudad Rodrigo... Todas las capitales de España, todos los pueblos más importantes. Y luego América: Cuba, Puerto Rico, Méjico.... Y más tarde, Roma.
—Rezad, rezad—decía la Madre a las hijas.
—Y ¿para qué tanto rezar?—preguntaban ellas.
—Para que se aumente la Congregación; para que las Siervas de María vayan a salvar almas por todo el mundo.
A veces, de países lejanos le llegaba una triste noticia: una Sierva de María ha muerto; ha muerto consumida por el trabajo; ha contraído la enfermedad de aquellos a quienes velaba; ha sucumbido en el puesto del deber. Ella entonces se llenaba de una pena profunda; pero luego reaccionaba y decía como fuera de sí:
—¡Qué gloria! Caer mártir de la caridad.
Mártir de la caridad fue ella. Hasta el último momento simultaneó el cuidado de los enfermos con el trabajo ímprobo de la dirección, de la formación, de las fundaciones, hasta que Dios la llamó a descansar en su casa de Madrid al comenzar el otoño de 1887.
Murió la santa el 11 de octubre de 1887 a la edad de 61 años. Fue canonizada por Pablo VI en 1970.
Oración.
Fundadora de Las Siervas de Maria. O Santa Maria Soledad, cuyo gran amor por Dios fue irradiado en vuestra amorosa devocion por los enfermos y los pobres, dedicando vuestra persona al alivio y consuelo de sus sufrimientos. Logra del Padre para nosotros, ayuda en todas nuestras enfermedades del cuerpo y del alma, que nos de paciencia y conformidad con Su Santa Voluntad en todas nuestras tribulaciones. Inspira en nosotros la compasion hacia los enfermos y los pobres, para que a traves de nuestros actos de caridad para con ellos, y por amor a Jesucristo, podamos ser merecedores de recibir al final de nuestros dias, junto a ti, las recompensas prometidas por nuestro Padre. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen.
Fuentes:
Iluminación Divina
Santoral Católico
Ángel Corbalán
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